Mao escribió manuales para adoctrinar a las
masas, su libro rojo se distribuyó
gratuitamente entre todos los chinos, el pueblo
memorizó su contenido, lo repitió y aprendió a
comportarse como dictaba el "gran maestro".
En la década de 1950 esta creencia lo
impulso a exigir grandes esfuerzos de
los trabajadores para dar "el gran saltó
adelante" de la económia nacional.
Entre 1960 y 1963, este produjo,
paradójicamente, todo lo contrario: crisis
económica y hambre masiva. El Partido
Comunista Chino, cuestiono las fallas del
colectivismo, la ausencia de libertades, la
dirección individual de Mao en lugar de la
dirección colectiva institucional.
En 1966 Mao emprendió una
segunda revolución en China
con la intención de recuperar
la ideología comunista y el
culto a su persona: la
Revolución cultural.
Aunque la Revolución Cultural se dio por
concluida en 1969, el terrorismo del Estado
maoísta encontró la resistencia de
militares, obreros, campesinos, miembros
locales y regionales del Partido Comunista,
de modo que los enfrentamientos y la
lucha por el poder político alargaron los
conflictos hasta la muerte de Mao en 1976.