La materia está constituida por unas
partículas elementales llamadas átomos.
Dentro de cada átomo es posible
distinguir dos zonas.
La zona central llamada núcleo, concentra unas
partículas subatómicas que tienen carga eléctrica
positiva llamadas protones y otras partículas
neutras, desde el punto de vista de la carga
eléctrica, llamados neutrones.
Rodeando al núcleo se localiza la corteza. En
esta zona se mueven los electrones, que son
partículas con carga eléctrica negativa,
girando en orbitales que envuelven al
núcleo.
Los responsables de todos los
fenómenos eléctricos son los electrones,
porque pueden escapar de la órbita del
átomo y son mucho más ligeros que las
otras partículas.
En general, los materiales son neutros; es
decir, el material contiene el mismo número
de cargas negativas (electrones) y positivas
(protones). Sin embargo, en ciertas
ocasiones los electrones pueden moverse de
un material a otro originando cuerpos con
cargas positivas (con defecto de electrones)
y cuerpos con carga negativa (con exceso de
electrones), pudiendo actuar sobre otros
cuerpos que también están cargados. Por
tanto, para adquirir carga eléctrica, es decir,
para electrizarse, los cuerpos tienen que
ganar o perder electrones.
Tenemos entonces que:
Si un cuerpo está cargado
negativamente es porque tiene un
exceso de electrones.
Si un cuerpo está cargado
positivamente es porque tiene un
defecto de electrones.