ética de la solidaridad y de la participación
ciudadana
Ciudadanía y
estado
constitucional
John Locke dijo: como pensar que los hombres son tan insensatos
que se preocupan de salvaguardarse e de los daños que puedan
hacer las mofetas o los Zorros y les tienen sin cuidado, mas aun,
que juzguen como una salvaguardia el ser devorados por los
leones.
Rechazaba la idea de un gran estado preeminente en todas las esferas. La
institución del gobierno puede y debe concebirse como instrumento para la
defensa de la vida libertad y propiedad de sus ciudadanos
Los individuos se encuentran originariamente en estado
de naturaleza, un estado de completa libertad para
ordenar sus actos y para disponer sus propiedades y de
sus personas como mejor les parezca, dentro de los
límites de la ley natural, sin necesidad de pedir permiso
y sin depender de la voluntad de otra persona.
Garantiza que el estado de naturaleza no es un
estado de guerra. Los derechos naturales de los
individuos no están siempre salvaguardados en el
estado de naturaleza, ya que existen ciertos
inconvenientes: no todos los individuos respetan
plenamente los derechos de los otros
dimensión
pluricultura
pero los argumentos que desarrolló apuntaban a
despersonalizar la estructura del poder Estatal para que fuera
menos vulnerable a los abusos de individuos y grupos. Tenía en
alta estima el ideal de ciudadanía activa, de dedicación a la
vida de la comunidad política y de alto sentido de los deberes
públicos que animaban al mundo antiguo.
El contraste entre lo Antiguo y lo moderno es el contraste
entre por un lado escenarios concretos, comunidades
estrechamente unidas, una economía de subsistencia y la
preocupación por la igualdad y la disciplina cívica que
promueven una ciudadanía activa y por otro, grandes
naciones-estado, jerarquías burocráticas centralizadas,
sociedades comerciales, relacionadas de forma laxa, la
desigualdad de fortunas y la libre persecución de los intereses
privados.
El Estado debe organizar la representación de los
intereses de los distintos grupos poderosos, debe ser
un gobierno mixto que equilibre las posturas de la
monarquía, la aristocracia y el pueblo
Distinguía entre el poder ejecutivo, legislativo y
judicial. No habría libertad si el mismo hombre, el
mismo cuerpo de personas, de nobles o del pueblo
ejercían los tres poderes: el de hacer leyes, de
ejecutar las resoluciones públicas o el de juzgar los
delitos.
Un Estado
democrático
Crítica ampliamente a la democracia clásica. las democracias puras
han sido siempre intolerantes, injustas e inestables. Han constituido
espectáculos de desorden y luchas y han sido siempre incompatibles
con la seguridad personal o los derechos de propiedad. Madison es
mordaz con los teóricos políticos que han patrocinado este tipo de
gobierno y han supuesto erróneamente que reducir a la humanidad a
una igualdad perfecta en cuanto a sus derechos políticos las
reducirían al mismo tiempo a la igualdad y asimilación en cuanto a
sus posesiones opiniones y pasiones.
Si los hombres de estado ilustrado pudieran
reducir radicalmente la desigualdad
posesión y distribución de la propiedad no
resultaría de ello una homogeneidad de
intereses. La inferencia a la que nos vemos
empujados es la de que el remedio para las
disputas entre facciones debe perseguirse
únicamente en el sentido de controlar sus
efectos. La formación de facciones es
ineludible; y el problema de la política es el
problema de contener las facciones.
Responsabilidad y
Marcados
Para Bentham y Mill, la democracia liberal estaba asociada con un aparato
político que asegurase la responsabilidad de los gobernantes ante los
gobernados. Tan sólo a través del gobierno democrático existirían los medios
satisfactorios para generar decisiones políticas que correspondieran al interés
público.
Una democracia tiene por característica, objeto y efecto
preservar a sus miembros de la opresión y la de
depredación de manos de aquellos funcionarios que
emplea para su defensa. Se exige al gobierno
democrático que proteja a sus ciudadanos del uso
despótico del poder político, ya que la tentación de
abusar del poder en la esfera pública es tan universal
como la fuerza de la gravedad.
Bentham y Mill proporcionaron una de las justificaciones más claras del estado democrático
liberal, que garantiza las condiciones necesarias para que los individuos persigan sus intereses
sin el riesgo de interferencias políticas arbitrarias, el estado debía desempeñar el papel de
árbitro o mediador, mientras que los individuos perseguían en la sociedad civil, de acuerdo con
las reglas de la competencia económica y del libre intercambio, sus propios intereses.
la democracia la establecen como un requisito lógico para el gobierno de una
sociedad, liberada del poder y la tradición absolutistas, en la que los individuos
tienen deseos limitados y se dedican a maximizar su satisfacción privada. La
democracia convierte en un medio para realizar estos fines, no un medio en sí
misma para, quizá, el cultivo y desarrollo de todas las personas.
La idea de la libertad frente a una autoridad política
envolvente conformó el ataque a partir de finales del
siglo XVI contra los antiguos regímenes de Europa y
fue el complemento perfecto para la creciente
sociedad de mercado, ya que la libertad de mercado
implicaba, en la práctica, dejar que fueran las
iniciativas privadas en la producción, distribución e
intercambio las que determinaran las circunstancias de
la vida de las personas
Un elemento central de la libertad deriva de la capacidad real de hacer
elecciones distintas y de perseguir cursos de acción distintos.
La cultura del
reconocimiento
La dignidad humana se vería amenazada por el poder absoluto
porque, sin la oportunidad de participar en la regulación de los
asuntos que le interesan a uno, es difícil descubrir las propias
necesidades y deseos, llegar a juicios probados y contrastados y
desarrollar las excelencias mentales de tipo intelectual, práctico y
moral
, la participación en la vida social y pública reduce
la pasividad y aumenta la prosperidad general “en
proporción a la cantidad y variedad de las energías
personales juntadas para promoverla.
En nombre del demos, el gobierno se estaba inevitablemente
volviendo en contra de los privilegios de las viejas posiciones y
órdenes; de hecho, en contra de toda forma tradicional de estatus
y jerarquía. Estos desarrollos, en opinión de Tocqueville,
amenazaba fundamentalmente la libertad política y la
independencia personal. Entre muchos de los fenómenos sobre
los que reflexionó está la siempre creciente presencia del gobierno
en la vida diaria, como un agente regulador intruso.
Tocqueville pensaba que este supuesto una grave
equivocación y que, de no oponerse a él en la teoría y
en la práctica, se convertirá en una receta para la
capitulación ante los “dictados” del administrador
público.