Contaminación del agua mediante
heces con salmonella typhi.
Inadecuado control de higiene en los
espacios de preparación para los
alimentos.
Fertilización de frutas y
verduras con abono
contaminado.
Excesiva proliferación
de moscas debido a
la acumulación de la
basura.
Aumento de la urbanización
en la población.
Deficiencia en las condiciones de higiene
para los habitantes como el aumento de
rellenos sanitarios y vertederos.
Inadecuada deposición de
las excretas
Falta de servicios sanitarios
lavables en la población
urbana o rural.
Determinantes biológicos
No existen reservorios
animales como en otras
salmonelosis y el hombre
es el único reservorio.
Edad del individuo.
En adultos jóvenes la tasa de
incidencia por año es de 300-500
casos por 100,000 habitantes siendo
el 35% niños menores de 14 años y
la mayoría del rango de 58-79 años.
En las zonas endémicas la fiebre
tifoidea es más común en los
preescolares y escolares (5 a 19
años).
Género.
En muchas partes del mundo son más
comunes los portadores fecales de
corta duración que los urinarios.
Entre 1-5% de las infecciones agudas
de Salmonella typhi, la incidencia de
género estuvo conformada en su
mayoría por mujeres con un 62% y con
un restante de 38% de hombres.
El estado de portador crónico
es más común entre las
personas infectadas durante
la etapa media de la vida,
especialmente en las mujeres.
Estado biológico del individuo.
El estado de portador crónico de las vías
urinarias se observa en personas con
infección por esquistosomas.
La susceptibilidad es general;
es mayor en las personas con
aclorhidria gástrica o en
aquellas infectadas por el VIH.
Determinantes del sistema de salud
Falta de promoción a campañas
de la salud en las distintas
comunidades en riesgo.
Dificultad para visitar
centros de salud en el
lugar de residencia.
Indisponibilidad de vacunas
contra la fiebre tifoidea
La persona que quiera vacunarse
contra la fiebre tifoidea debe acudir
sistema privado de medicina, porque
no hay en el sistema público.
Determinantes de los estilos de vida.
Consumo de agua y
comida contaminada.
Consumo de productos no
refrigerados.
Falta de higiene personal de
los pacientes, convalecientes y
portadores.
Falta de higiene por parte de
los manipuladores de alimentos.
Falta de lavado de manos
usando la técnica correcta
antes de comer, después de
ir al baño, antes de preparar
los alimentos, etc.
Viajar a zonas endémicas (África,
las Américas, Asia Sudoriental y
el Pacífico Occidental).