Una cosa es equivocarse y otra echar a perder la vocación
Echar a perder la vocación es responder al llamado de manera
mediocre; es hacer como que se estudia y se piensa, cuando en
realidad se deja uno llevar por rutinas en las cuales se invierte un
mínimo esfuerzo; es prepararse un destino sin alientos de vida; es
reducir al mínimo el horizonte de la propia existencia para ocupar un
lugar oscuro en la sociedad; es renunciar a las riquísimas
posibilidades del propio ser; es convertir el sentido de una vida
humana en un engranaje de fuerzas que te llevan y te traen.
un don
regalo de la vida
es, en primer lugar, una PASIÓN
supone la alegría de construir el
propio sentido y un esfuerzo constante
seis líneas básicas
para la labor
educativa:
Capacidad de expresarse de manera oral y por escrito