La cirrosis hepática es una enfermedad crónica y difusa
del hígado que altera su estructura y función.
La cirrosis representa el estadio final de muchas enfermedades
crónicas del hígado: hepatitis vírica, alcohol, medicamentos,
obesidad mórbida, tóxicos, metales pesados o enfermedades
autoinmunes.
La cirrosis representa el estadio final de muchas enfermedades crónicas del hígado y se asocia con
malnutrición en mayor o menor grado, con independencia de su etiología, sobre todo en los estadios
avanzados.
la malnutrición se asocia con la cirrosis con independencia de su
etiología, sobre todo en los estadios avanzados. Se establece entre el
25-80% de los pacientes4, aunque esta prevalencia se ha calculado
básicamente sobre datos antropométricos, debido a las dificultades
inherentes a la valoración nutricional del paciente con cirrosis y puede
inducir a error.
Un pobre estado nutricional se asocia con un peor
pronóstico de supervivencia, lo que se ha
demostrado en pacientes con cirrosis
descompensada y en aquellos subsidiarios de
trasplante9.
La encefalopatía hepática (EH) puede definirse como una
alteración en la función del sistema nervioso central debido a
una insuficiencia hepática, reflejando una serie de
manifestaciones neuropsiquiátricas, neu- romusculares y de
conducta que obedecen a múltiples causas y que están
relacionadas con diferentes meca- nismos fisipatológicos20.
El tratamiento nutricional reporta beneficios en los diferentes
estadios de la enfermedad. A corto plazo, mejoría del balance
nitrogenado, descenso en la estancia hospitalaria y mejoría de la
función hepática.
La desnutrición moderada o grave es
común en pacientes con cirrosis y es un
factor negativo en el pro- nóstico.
a) Balance energético. La mayor parte de los pacientes
cirróticos compensados suelen tener un metabolismo normal,
un 15-20% son hipermetabólicos y un 15-20% hipometabólicos.
b) Hidratos de Carbono. La hipoglucemia no es
demasiado frecuente en la cirrosis, salvo en estadios
muy avanzados de la enfermedad.
c) Grasas. En la cirrosis aumentan los ácidos grasos
libres (AGL) en plasma.
d) Proteínas. El aumento en las necesidades protei- cas se puede deber a la
ya conocida dificultad para almacenar glucógeno y a la disminución de la
glucoge- nolisis, lo que conlleva mayor neoglucogénesis con la consiguiente
utilización energética de aminoácidos musculares y disminución de las
reservas proteicas.
Tratamiento nutricional en la cirrosis compensada Se define como aquella que no presenta ascitis o
encefalopatía. La primera evidencia de que la nutrición adecuada podía mejorar los resultados en
pacientes con cirrosis se dio ya a mediados del siglo XX
Los pacientes no críticos con encefalopatía crónica o recurrente pueden necesitar períodos
prolongados de cierta restricción proteica dietética y recibir alrededor de 0,8-1 g de proteínas/kg/d.
La malnutrición está presente en pacientes con enfermedad
hepática, tanto alcohólica como no alcohó- lica2. Se ha
constatado3 que la severidad de la enferme-
El origen de esta malnutrición es multifactorial, pudiendo señalarse tres factores que contribuyen a
ella: a) la limitación o disminución de la ingesta; b) la altera- ción de la digestión y absorción de
nutrientes; c) la inter- ferencia en el metabolismo de los nutrientes.
Los niveles de proteínas viscerales, albúmina, prealbú- mina y
RBP (proteína unida al retinol), están alterados en el paciente
con cirrosis con independencia de su estado nutricional y
correlacionan mejor con la severidad de la propia enfermedad
hepática que con la malnutrición1.
Las alteraciones metabólicas remedan un estado hipercatabólico. Estos pacientes tienen una
disminuida utilización y capacidad de almacenamiento de carbohidratos y un aumento del
catabolismo proteico y graso, que conduce a la depleción de las reservas proteicas y lipídicas.
Entre las consecuencias de las alteraciones estructurales en la cirrosis, destaca el desarrollo de
encefalopatía hepática, definida como una alteración en la función del sistema nervioso central que
refleja una serie de manifestaciones neuropsiquiátricas, neuromusculares y de conducta.