La esfera clínica es la más complicada de cuantificar por la peculiar forma de enfermar del anciano con
una presentación atípica e inespecífica de la enfermedad.
Es fundamental conocer los aspectos clínicos y
sociales de las enfermedades en geriatría:
Dentro de los aspectos clínicos destacar: los efectos del envejecimiento fisiológico, la elevada incidencia de
pluripatología, la tendencia de la enfermedad a producir incapacidad funcional o incluso a debutar como
tal, la forma de presentación atípica como uno de los grandes síndromes geriátricos.
En cuanto a los aspectos sociales no podemos olvidar la repercusión a dicho nivel de toda
enfermedad, tanto en el entorno más próximo del anciano como en la necesidad de recursos.
- Entrevista clínica clásica.
- Historia farmacológica.
- Historia nutricional.
- Exploración física.
- Solicitud de exploraciones
complementarias.
Valoración social
El médico debe conocer y hacer constar en su
historia todos aquellos datos que puedan ser de
interés y tengan repercusión presente o futura
sobre el anciano.
¿Qué preguntas deberíamos hacer como geriatras a un
paciente para conocer su situación social?:
¿Soltero, casado o viudo?, ¿Tiene hijos?; en
caso afirmativo, ¿cuántos?, ¿viven en la
misma ciudad?, ¿Con quién vive?, ¿Tiene
contactos con familiares, amigos o vecinos?
¿Con qué frecuencia?, ¿Cómo es el domicilio
donde vive?, ¿Tiene ascensor el edificio
donde vive?, ¿Precisa algún tipo de ayuda
para su autocuidado?, ¿Quién es la
principal persona que le ayuda o le cuida?,
¿tiene esa persona algún problema de
salud?, ¿Recibe algún tipo de ayuda formal?
Los instrumentos de medición
más utilizados son:
Escala OARS
de recursos
sociales.
Escala de
valoración
sociofamiliar
de Gijón.
Escala de
Filadelfia
(Philadelphia
Geriatric Center
Morale Scale).
Valoración funcional
La valoración funcional es el proceso dirigido a recoger información sobre la capacidad del anciano
para realizar su actividad habitual y mantener su independencia en el medio en que se encuentra.
Las actividades de la vida diaria se clasifican en
actividades básicas (ABVD), instrumentales (AIVD) y
avanzadas (AAVD)
En las ABVD incluimos
aquellas tareas que la
persona debe realizar
diariamente para su
autocuidado.
Las AIVD hacen
referencia a aquellas
tareas en las que la
persona interacciona
con el medio para
mantener su
independencia
Las AAVD incluyen aquellas
que permiten al individuo
su colaboración en
actividades sociales,
actividades recreativas,
trabajo, viajes y ejercicio
físico intenso
En el momento de explorar la esfera funcional se hace imprescindible interrogar acerca de la
dependencia o independencia a la hora de comer, de vestirse, de realizar el aseo personal, la
necesidad de pañales, sondas o colectores por incontinencia de esfínteres.
Las escalas más utilizadas para evaluar las ABVD son:
Índice de
actividades
de la vida
diaria (KATZ).
Índice de
Barthel.
Escala de
incapacidad
física de la
Cruz Roja
Escala
Plutchik.
La escala más
utilizada para
evaluar las
AIVD es el
índice de
Lawton y Brody
Valoración de la esfera mental
En la valoración del estado mental es importante atender
al estudio tanto de la esfera cognitiva, como afectiva y
tener en cuenta las variables implicadas en la fragilidad
de ambas áreas.
La fragilidad cognitiva depende de:
Variables
orgánicas
Factores
psicosociales
Entidades
clínicas
Para llevar a cabo la evaluación mental
contamos con la realización de la historia
clínica, exploración física y neurológica,
exploraciones complementarias, observación
del comportamiento del paciente y aplicación
de cuestionarios
Valoración cognitiva
La prevalencia de deterioro cognitivo en el anciano es alta
(20% en los mayores de 80 años), aunque varía en función de
la población estudiada
Para la valoración de la esfera cognitiva
contamos con múltiples test:
Cuestionario de Pfeiffer
(Short Portable Mental
Status Questionnaire,
SPMSQ).