Ningún consumidor se identifica
tanto con su producto como lo
hace el comprador de moda: en
nuestra sociedad el vestido y el
complemento forman parte, sin
lugar a dudas, de la propia
identidad de las personas
(Bourdieu, P.: 1991)
La primera descripción que ofrecemos a
los demás de la nuestra propia
personalidad es la que elaborada a
partir de la única identidad que
tenemos, y el vestido que llevamos
Elizabeth Entwistle
Muchos autores refuerzan
la tesis de que al vestir, las
personas proyectan la
propia personalidad, la
imagen mental de lo que
son, en la ropa que llevan
(Horn M.J. y Gurel, L.M.: 1981;
Piscitelli, A.: 2005)
Con el objetivo de
persuadir a un mercado
objetivo, los anunciantes
pueden utilizar
estereotipos de genero,
lo cual contribuye a
perpetuar una posición
de inferioridad del
genero femenino
(Ford, Kramer, Honeycutt
y Casey, 1998)
La intensidad de la
estereotipación de género es
heterogénea en los diferentes
países
(Ford, La Tour y
Honeycutt, 1997; Gilly,
1988)
las investigaciones han de- mostrado que la
masculinidad de una cultura (Hofstede, 2001)
aumenta la estereotipación de género en la
publicidad; es decir, los países con culturas más
masculinas tienden a desarrollar mayor
estereotipación de género en la publicidad que
aquellos con culturas más femeninas
(An y Kim, 2007; Milner y Collins, 1998).
Este patrón estético corporal es establecido
y compartido socialmente; por consiguiente,
ejerce una presión sobre la población las
mujeres que encarnan las características del
modelo delgado (“tubular”) tienen razones
para autovalorarse positiva- mente,
mientras tanto, quienes se apartan de él
muestran insatisfacción corporal y suelen
padecer de una baja autoestima
Toro y Vilardel (1987),
el estándar de belleza es transmitido a los
individuos por diferentes fuentes como la
familia, el grupo de pares y los medios de
comunicación masiva. Asimismo, citan diversidad
de investigaciones donde concluyen que las
mujeres quienes leen más revistas y ven más
televisión reportan mayor insatisfacción con su
cuerpo
Hargreaves y Tiggemann (2004)
la publicidad comercial
se ha aprovechado de la
importancia del
estereotipo de cuerpo
delgado para ampliar
los mercados
Toro y Vilardel (1987)
Los estereotipos presentados en los programas
televisivos refuerzan los prejuicios que tiene la sociedad
hacia ciertos grupos. Uno de estos estereotipos es el
estereotipo de género, que son creencias generalizadas
acerca de los roles y características específicas de cada
sexo producto de la asignación social. La identidad de
género es la auto-clasificación como hombre o mujer
sobre la base de lo que culturalmente se entiende por
hombre o mujer