La “estética” es el nombre de la categoría que, desde
hace dos siglos, designa en occidente el tejido sensible y
la forma de inteligibilidad de lo que llamamos arte.
La revolución estética se desarrolla como una interminable ruptura
con ese modelo jerárquico del cuerpo, la historia y la acción.
(Rancière,2015)
El arte contemporáneo toma la forma difusa y vaporosa de la
experiencia estética, pero lo hace dentro de marcos todavía
convencionales y reconocidos (galerías, museos, bienales, etc.). A este
proceso se refiere Michaud como la evaporación del arte y se
desarrolla en paralelo al proceso de estetización de la experiencia en
general por el que la belleza no tiene límites. (Belén,2010)
La estimulación de experiencias cada vez más intensas en
sujetos que reaccionan con todos sus órganos sensoriales y no
sólo con el ojo contemplativo, pasa a ser la meta de buena
parte del arte contemporáneo. ( Belén,2010).