La Palabra de Dios abunda en principios generales para la formación de
hábitos correctos de vida.
El hábito es como una red de hierro.
Su única conducta segura consiste en edificar para el
tiempo y la eternidad.
Nuestro Dios es un Dios de orden.
Somos transformados a su imagen.
“cual sea la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta”
Es el único poder que puede hacerlo firme
en el buen camino y ayudarlo a permanecer
en él.
“Cual es su pensamiento
en su alma, tal es él”
Los hábitos correctos, practicados con inteligencia y
perseverancia, eliminarán la causa de la enfermedad, y no habrá
necesidad de recurrir a drogas fuertes.
La salud puede ser lograda mediante hábitos de vida apropiados.
la haraganería debe ser vencida.
¡Debemos de comprender cuál es el valor del tiempo!
La juventud está formando hábitos que decidirán su futuro.
Los pecados que nos asedian deben ser vencidos, y los malos sentimientos deben ser desechado.
Si la lucha prosigue con energía y perseverancia, es posible vencerlos.
¡Recuerde: Los
actos
repetidos en
cierto sentido
se convierten
en hábito!
Una vez que se ha formado
un hábito, se imprime más y
más firmemente en el
carácter.