A partir de la lactancia, el desarrollo de la
personalidad se encuentra interrelacionado con las
relaciones sociales.
Emociones
Reacciones subjetivas a la
experiencia que se asocian con
cambios fisiológicos y conductuales
0-3 meses
Abiertos a la
estimulación.
Empiezan a mostrar
interés y curiosidad y
sonríen con facilidad
a los demás.
3-6 meses
Anticipar sucesos y
experimentan desilusión
cuando no sucede. Se enojan
o actúan de manera recelosa.
Sonríen, zurean y se ríen con
frecuencia. Momento de
despertar social y de
intercambios recíprocos
tempranos entre el bebé y el
proveedor de cuidados.
6-9 meses
Participan en “juegos
sociales” y tratan de obtener
respuesta de las demás
personas. “Platican”, tocan y
“coquetean” con otros bebés
para hacer que respondan.
Expresan emociones más
diferenciadas y muestran
alegría, temor, enojo y
sorpresa.
9-12 meses
Concentrados en su cuidador,
temerosos ante los
desconocidos y actúan de
manera contenida en
situaciones novedosas. (primer
año) comunican sus emociones
mas claras, exhiben estados de
ánimo, ambivalencia y grados
de sentimiento.
12-18 meses
Exploran su ambiente y utilizan a
las personas a las que más
apegados están como base segura
para ello. A medida que dominan el
ambiente, adquieren mayor
confianza.
18-36 meses
Ansiosos por separarse de su proveedor de
cuidados. Elaboran la conciencia de sus
limitaciones por medio de la fantasía y el juego
y mediante la identificación con los adultos.
Segunda infancia
El sentido del yo
también tiene un
aspecto social: los
niños incorporan
dentro de su
autoimagen su
creciente
comprensión de
cómo los ven otras
personas.
El yo en desarrollo
Cambios en la
autodefinición: el
cambio de cinco a
siete años
Representaciones
individuales, yo
real, yo ideal y
mapeos
representacionales
Autoestima
Parte evaluativa
del
autoconcepto.
Capacidad
cognitiva de los
niños para
describirse y
definirse a sí
mismos
Género
La identidad de
género, la
conciencia de la
propia feminidad
o masculinidad
es un aspecto
importante en el
desarrollo del
autoconcepto.
El juego
Contribuye en todos los dominios del
desarrollo. los niños estimulan los
sentidos, ejercitan sus músculos,
coordinan vista con movimiento, ganan
dominio de sus cuerpos, toman
decisiones y adquieren nuevas
habilidades.
El juego dramático puede
fortalecer el desarrollo de
conexiones densas en el
cerebro y mejorar la
capacidad posterior de
pensamiento abstracto
A medida que los niños crecen,
su juego se vuelve más social;
es decir, más interactivo y
cooperativo.
Conducta prosocial
El altruismo: ayudar a otra
persona sin expectativa de
recompensa
Las niñas son
un poco más
prosociales que
los varones.
Tercera infancia
(siete u ocho años)
El yo en desarrollo
Desarrollar conceptos más
complejos acerca de sí mismos
y que crezcer en cuanto a
comprensión y control
emocional.
Desarrollo del
autoconcepto
Los juicios acerca del yo se vuelven
más realistas y equilibrados a medida
que los niños forman sistemas
representacionales: autoconceptos
amplios e incluyentes
Autoestima
Determinantes de la autoestima,
según Erikson (1982), es la
perspectiva de los niños acerca de su
capacidad para el trabajo productivo.
Industria versus
inferioridad
Aprender las habilidades que son
valoradas en su sociedad.
Crecimiento emocional
Conciencia de las reglas
culturales que regulan la
expresión emocional
Conscientes de sus sentimientos y de
los de otras personas. Conciencia de
los sentimientos de vergüenza y
orgullo, diferencian entre culpa y
vergüenza. Comprenden sus
emociones conflictivas. Se adaptan al
comportamiento de los otros,
poniéndose en concordancia con ellos.
Conducta prosocial
Actuar de manera apropiada en situaciones
sociales, estar relativamente libres de
emoción negativa y afrontar los problemas en
forma constructiva