Programando
las redes de
comunicación:
política del
escándalo
La política del
escándalo es una
forma de lucha
por el poder.
Los escándalos
políticos incluyen
actividades
supuestamente
ilícitas, actividades
sexuales,
deshonestas, etc.
Su objetivo es construir poder modelando
la mente del público y contribuyen a la
crisis de legitimidad política que está
sacudiendo los cimientos institucionales
de nuestras sociedades.
En cuanto a los medios
de comunicación, las
noticias como
infoentretenimiento
fomentan las historias
de escándalos como
material básico para
atraer a la audiencia.
La comunicación basada en
Internet contribuye
poderosamente al
incremento de la política del
escándalo de dos maneras:
Abre la comunicación de
masas a acusaciones y
denuncias de múltiples
fuentes, eludiendo así la
capacidad de filtro de los
medios mayoritarios.
Abre la posibilidad de que
cualquiera exponga el
comportamiento deshonesto o
ilegal de los políticos, a menudo
con el soporte audíovisual de
YouTube u otras plataformas.
Cualquier noticia emitida en cualquier
formato y de cualquier procedencia puede
tener una difusión viral inmediata en Internet.
Además, los comentarios de los bloggers y de
la audiencia en general alimentan la
controversia de forma instantánea.
Tumber opina que la debilidad de
la identificación con los partidos y
el declive de la militancia están en
el origen de la política del
escándalo, con el auge de una
«cultura del promocionalismo» en
la que políticos, gobiernos y
corporaciones favorecen sus
propios intereses por encima del
interés general.
La política de! escándalo
es inseparable de la
política mediática.
Porque a través de los
medios se dan a conocer
los escándalos al
conjunto de la sociedad.
Las características de la política mediática
hacen del uso de los escándalos el
instrumento más eficaz en la lucha política.
Esto se debe fundamentalmente a que la
política mediática se organiza alrededor de
la personalización de la política.
¿De qué fórma la politica del escándalo
influye en el comportamiento político?
La política del escándalo daña a
los políticos más que al sistema
político. Los políticos se
promocionan a partir de rasgos de
su personalidad como la honradez
y la integridad, cuando se les
sorprende en un comportamiento
reprensible los votantes pueden
perder confianza en el.
Los escándalos políticos influyen en
el comportamiento de los votantes de
forma distinta dependiendo de los
países y del nivel del cargo público.
Sin embargo, hay ocasiones en las que
estar involucrados en algún escándalo
puede resultar beneficioso. Para votar, los
electores sólo tienen que reconocer un
nombre en una papeleta. Por eso, la
participación en un escándalo puede ser
ventajosa en estos primeros niveles porque
aumenta las posibilidades de que se
reconozca el nombre, lo que puede
traducirse en un mayor porcentaje de votos.
El estado sigue siendo un
actor decisivo a la hora
de definir las relaciones
de poder en las redes de
comunicación. La forma
más antigua y directa de
política mediática: la
propaganda y el control.
Por una parte la invención y difusión de
mensajes que distorsionan la realidad e
inducen la desinformación para
favorecer los intereses del gobierno; por
otra, la censura de cualquier mensaje
que pueda socavar dichos intereses.
Los gobiernos suelen combinar
varias estrategias: el control
político sobre los medios públicos,
la presión sobre sus propietarios,
la legislación que permite el
control gubernamental sobre todo
tipo de comunicación y, si todo lo
demás falla, la intimidación de
periodistas o bloggers.
El mecanismo clave del control de
estado sobre los medios de
comunicación se produce a través
del control burocrático y financiero
de las redes de comunicación, ya
sea directa o indirectamente.
La supervisión corporativa
y el acoso burocrático son
los principales mecanismos
de control de los medios de
comunicación.
Una mayoría de
ciudadanos del
mundo no confía en
sus gobiernos. ¿Por
qué ocurre esto?
La percepción de la corrupción es el
principal predietor de la desconfianza
política. La confianza polírica está
estrechamente relacionada con la
confianza social en general.
El público en general cree que los
partidos políticos, e! Parlamento,
la policía y e! sistema judicial y
legislativo son las instituciones
más corruptas de la sociedad.
Los pobres son los que más sufren
las consecuencias de la corrupción.
Los sobornos están especialmente
generalizados en relación con la
policía, e! sistema judicial y los
servicios de registros y licencias.
Las ONG, las organizaciones
religiosas y elejército son en
opinión de los ciudadanos los
menos afectados por la corrupción.
El gobierno se
convierte en una
práctica que hay
que soportar con
resignación o a la
que hay que
resistirse cuando
sea posible, en
lugar de apoyarla.
Los medios de comunicación en
este proceso: la cobertura negativa
de los medios lleva a un «malestar
mediático» entre los ciudadanos,
aumentando los sentimientos de
ineficacia, cinismo y aislamiento.
Supone que los ciudadanos cada vez tienen
más información de acciones políticas
inciviles, lo que conduce a valoraciones
menos positivas de las instituciones políticas.
Los medios de comunicación
desempeñan un papel en la
propagación de los escándalos y
la deslegitimación de las
instituciones, corren el riesgo de
perder su propia legitimidad ante
su audiencia; los medios pueden
haberse convertido en un
«mensajero suicida».