Conceptos de metacognición: El enfoque metacognitivo propiamente dicho, derivado de las investigaciones
en psicología cognitiva, se refiere al grado de conciencia o conocimiento que los individuos poseen sobre su
forma de pensar (procesos y eventos cognitivos), los contenidos (estructuras) y la habilidad para controlar
esos procesos con el fin de organizarlos, revisarlos y modificarlos en función de los resultados del
aprendizaje. (Brown, 1975; Chadwick, 1988, Flavell, 1981).
Componentes y Habilidades Metacognitivas Las habilidades metacognitivas son aplicables no sólo a la
lectura sino también a la escritura, el habla, la escucha, el estudio, la resolución de problemas y cualquier
otro dominio en el que intervengan procesos cognitivos. La metacognición genera aprendizaje autónomo. De
otra parte Kagan y Lang (1988), las habilidades metacognitivas se ubican en las siguientes dimensiones:
La supervisión: implica la capacidad de reflexionar sobre las operaciones mentales que están en marcha
y examinar sus consecuencias.
Regulación y control: una vez se ha detectado el problema a resolver: (a) se observa dicho problema y se
ajustan los esfuerzos cognitivos que hay que desarrollar.
Conocimiento del conocimiento: Esta dimensión supone la existencia de un conjunto de procesos que le
permiten a la persona mantenerse enterado (tener conciencia) de sus propios recursos intelectuales:
Desde el proceso de la investigación que se está llevando a cabo en la Universidad Tecnológica de Pereira,
"Procesos metacognitivos, una experiencia desescolarizada con el empleo de medios virtuales", se ha
abordado el estudio de las habilidades metacognitivas, entendidas como una tendencia general o
predisposición para analizar, tanto las tareas como las respuestas y reflexionar sobre las consecuencias de
dichas respuestas. Estas habilidades se han categorizado como:
Planeación: Actividad "previa a la ejecución de una determinada tarea y que incluye el diseño de una
heurística que prevea el posible rumbo de las acciones y estrategias a seguir".
Accesamiento: Hace referencia a la búsqueda, selección, organización y utilización adecuada de
"información relevante o pertinente para realizar una tarea o resolver un problema".
Control: Proceso "que se establece desde el momento en que se inicia la ejecución de las acciones o
tareas y que puede manifestarse en actividades de verificación, rectificación y revisión de la estrategia
empleada".
Evaluación: Actividad «que permite contrastar los resultados con los propósitos definidos con
anticipación».(5) Esta habilidad implica tanto la valoración de los resultados de la estrategia utilizada
en términos de su eficacia (Brown, 1987), como la valoración de las actividades mentales que se están
llevando a cabo.
Implicaciones Educativas Si la metacognición implica tener conciencia de las fortalezas y debilidades
del funcionamiento intelectual, dicha conciencia debería llevar a explotar como dice Nickerson (1984)
las fortalezas, compensar las debilidades y evitar los errores más comunes.
Funciones ejecutivas
Para Papazian, Alfonso y Luzondo (2006) las funciones ejecutivas son los procesos mentales mediante
los cuales resolvemos deliberadamente problemas como actividades creativas, conflictos de
interacción social, comunicativos, afectivos y motivacionales nuevos, y problemas que resultan de la
relación entre el individuo y su entorno. A fin de solucionar estos problemas, las funciones ejecutivas
inhiben otros problemas internos y externos irrelevantes y la influencia de las emociones y las
motivaciones; ponen en estado de alerta máxima el sistema de atención selectivo y sostenido antes,
durante y después de tomar una acción.
Las funciones ejecutivas son actividades mentales complejas necesarias para planificar, organizar, guiar,
revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para alcanzar metas. Empiezan a
desarrollarse a partir del primer año de vida y continúan hasta la adolescencia. Permiten autorregular el
comportamiento.
Las funciones ejecutivas son actividades mentales complejas necesarias para planificar, organizar, guiar,
revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para alcanzar metas. Empiezan a
desarrollarse a partir del primer año de vida y continúan hasta la adolescencia. Permiten autorregular el
comportamiento.
La mayoría de las investigaciones concuerdan en que las principales funciones ejecutivas son la
memoria de trabajo, la inhibición y la flexibilidad (que depende de las dos primeras), y partir de ellas se
derivan todas las demás (organización, planificación, fluidez verbal, categorización, automonitoreo, etc.).
A continuación se desarrollará cada una de las funciones ejecutivas con detenimiento.
Inhibición: La inhibición es la habilidad para resistir a los impulsos y detener una conducta en el momento
apropiado. Es el proceso que nos permite suprimir, disminuir o bloquear toda aquella información o acción
que puede generar alguna interferencia sobre los objetivos de la tarea que estemos realizando. Uno de los
modelos actuales con mayor producción teórica y empírica en relación al estudio de los procesos inhibitorios
es el propuesto por Hasher, Lustig y Zacks (2007) y Hasher y Zacks (1988). Este modelo distingue tres
mecanismos inhibitorios: la función de borrado, la función de acceso y la función de restricción.
• La función de acceso o inhibición de acceso, es la encargada de controlar el ingreso de la
información irrelevante a la conciencia o foco atencional. • El borrado o inhibición de borrado, es la
función inhibitoria que se ocupa de suprimir la información irrelevante del foco atencional, que
puede haber eludido el control de la función de acceso y sólo posteriormente haber sido reconocida
como irrelevante o también puede ser información que fue relevante en una situación previa pero
como consecuencia de cambio en los objetivos ya no lo es más. • la función de restricción o
inhibición de restricción, es la responsable de suprimir o frenar las respuestas preponderantes o
prepotentes, pero inapropiadas.
Flexibilidad: También denominada cambio –shifting- o conmutación atencional, es la habilidad para
hacer transiciones, tolerar cambios, resolver problemas y pasar el foco atencional de un tema a otro
cuando se requiera. La flexibilidad depende del procesamiento inhibitorio y de la memoria de trabajo, ya
que para cambiar de perspectiva o alternar el foco atencional es necesario, inhibir (o desactivar) nuestra
perspectiva previa y cargar o activar en la memoria de trabajo una perspectiva nueva o diferente.
Existen dos formas de flexibilidad: la flexibilidad reactiva, que implica la capacidad de modificar el
comportamiento en función de las exigencias del contexto, y la flexibilidad espontánea, que consiste en
la producción de un flujo de ideas o de ítems en respuesta a instrucciones simples. La flexibilidad
espontánea exige la inhibición de respuestas y de estrategias automáticas y la producción de
pensamientos divergentes y creativos.
Memoria de Trabajo: La memoria de trabajo (MT) es un sistema que permite mantener la activación de
la información relevante en el foco atencional para la ejecución de tareas complejas. Mediante un
esfuerzo cognitivo, el foco atencional se mantiene por sobre un umbral de activación que permite el
procesamiento activo y complejo de información dentro del sistema. La información que no es
atendida por este foco atencional, decae progresivamente.
Baddeley (1986) describió a la MT como un mecanismo de almacenamiento temporal que permite
retener a la vez algunos datos de información en la mente, compararlos, contrastarlos, o en su lugar,
relacionarlos entre sí. Según el modelo de Baddeley, la MT participa en por lo menos dos tipos de
procesos Control ejecutivo, que hace referencia al mecanismo de procesamiento de la información
Sostenimiento activo, que constituye el concepto de almacenamiento temporal. Desde este punto de
vista, se rompe con el concepto tradicional de MT como almacén unitario y se plantea que la MT está
formada por tres componentes:
Bucle articulatorio. Encargado de mantener activa y manipular la información presentada por medio
del lenguaje. Está implicado en tareas puramente lingüísticas, como la comprensión, la lectoescritura
o la conversación, así como en el manejo de palabras, descripciones, etc. - Agenda visuoespacial.
Encargada de elaborar y manipular información visual y espacial. Está implicada en la aptitud
espacial, como por ejemplo el aprendizaje de mapas geográficos, mapas conceptuales, diagramas,
pero también en tareas que suponen memoria espacial, como el ajedrez.
Ejecutivo central. Se considera un elemento nuclear porque gobierna los sistemas de memoria. El
ejecutivo central realiza dos funciones: a) Distribuir la atención que se asigna a cada una de las
tareas a realizar (relevancia de la tarea, demandas que se imponen al sistema y grado de pericia del
sujeto); y b) Vigilar la atención de la tarea y su ajuste a las demandas del contexto; a medida que una
tarea se domina, necesita menos atención y permite la ejecución otras tareas compatibles.
El modelo de Baddeley ha sido conceptualizado y desarrollado por diversos autores. Una teoría más
actual, deudora del modelo de Baddeley, es la desarrollada por Engle (Engle, Tuholski, Laughlin y
Conway, 1999). La misma sostiene que la MT es un sistema, el cual no trata principalmente sobre el
almacenamiento en sí, sino más bien sobre la capacidad atencional controlada y sostenida de cara a
la interferencia o a la distracción. Claro está, sin la existencia de procesos de interferencia, no
hablaríamos de una función ejecutiva, sino de una acción automática. Entonces, este sistema de
dominio general que es la MT está integrado por: la memoria a corto plazo (como dispositivo de
almacenamiento), procesos de repaso y procesos de control atencional (ejecutivo central).
La memoria a corto plazo (como dispositivo de almacenamiento). En este modelo, se diferencia de la
memoria de trabajo, pues refiere a información activada proveniente de la memoria a largo plazo,
pero fuera del foco de atención (conciencia). Entonces, memoria a corto plazo y memoria de trabajo
son dos constructos distinguibles aunque altamente relacionados: son representados por factores
separados que están diferencialmente relacionados al intervenir conjuntamente en habilidades
cognitivas de alto orden.
La memoria a corto plazo (como dispositivo de almacenamiento). En este modelo, se diferencia de la
memoria de trabajo, pues refiere a información activada proveniente de la memoria a largo plazo,
pero fuera del foco de atención (conciencia). Entonces, memoria a corto plazo y memoria de trabajo
son dos constructos distinguibles aunque altamente relacionados: son representados por factores
separados que están diferencialmente relacionados al intervenir conjuntamente en habilidades
cognitivas de alto orden.
Organización y categorización La organización y la categorización son componentes fundamentales
para la resolución de problemas. La organización implica la habilidad para ordenar la información e
identificar las ideas principales o los conceptos clave en tareas de aprendizaje o cuando se trata de
comunicar información, ya sea por vía oral o escrita. La categorización se define como la capacidad de
clasificar objetos en categorías, e implica la capacidad de elaborar y evaluar diferentes hipótesis con el
objetivo de deducir una regla de clasificación correcta.
Planificación: La planificación se refiere a la capacidad para identificar y organizar una secuencia de eventos
con el fin de lograr una meta específica. Involucra plantearse un objetivo y determinar la mejor vía para
alcanzarlo, con frecuencia a través de una serie de pasos adecuadamente secuenciados.
Autocontrol El autocontrol refiere a la motivación y capacidad de una persona para detenerse de ceder ante
un deseo problemático o ante una acción que le generará conflictos.
Automonitores: El monitoreo comprende la capacidad para tener conciencia sobre nuestras acciones y
pensamientos y llevar un control o registro de las mismas. Posee dos aspectos; el primero, se refiere al hábito
de controlar el propio comportamiento durante la realización de una tarea o inmediatamente tras finalizarla,
con el objeto de cerciorarse de que la meta se haya alcanzado apropiadamente; el segundo aspecto, refleja la
conciencia acerca de los efectos que la propia conducta provoca en el medio.
Fluidez Verbal: La fluidez verbal es la capacidad que nos permite desempeñarnos verbalmente con
eficiencia. Se considera una función ejecutiva que se evalúa mediante pruebas de generación que
piden la producción de palabras pertenecientes a un grupo o categoría específicos dentro de un límite
de tiempo.
Toma de decisiones: Se trata de un proceso mental que depende de la edad, con capacidad ilimitada,
que nos permite tomar decisiones frente a situaciones o problemas. Implica la capacidad de evaluar
todos los componentes del problema, sopesar todas opciones disponibles o generar respuestas
nuevas, prever los tipos de error que pudieran cometerse y las consecuencias o riesgos que
desencadenaría la elección que se escoja.
Iniciativa: Es la habilidad para iniciar una tarea o actividad sin ser incitado a ello. Incluye aspectos tales
como la habilidad de generar ideas, respuestas o estrategias de resolución de problemas de modo
independiente.
Control Emocional: Refleja la influencia de las funciones ejecutivas (inhibición, automonitoreo) en la
expresión y regulación de las diferentes emociones humanas.