Se llama desarrollo sostenible aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales
sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones. Intuitivamente una
actividad sostenible es aquélla que se puede mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque
asegurando la repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo no es
sostenible con los conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo a
partir de la biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de las actividades humanas no son
sostenibles a medio y largo plazo tal y como hoy están planteadas.
Principales retos que plantea el desarrollo sostenible
La incapacidad de la especie humana para vivir en
armonía con el planeta, la gran interacción entre el
hombre y el sistema natural, son los granes problemas
mediambientales de hoy. Hasta nuestros días, ninguna
especie, excepto el hombre, ha conseguido modificar
tan substancialmente, en tan poco tiempo, las
características propias del planeta.
Hacia un sistema de transportes sostenible
Nuestro sistema de transporte tiene dos grandes inconvenientes. En primer lugar
que es un gran devorador de energía. En España el sector del transporte es
responsable de más del 40% del consumo de energía primaria, situándose por
encima del consumo industrial y del doméstico. El segundo gran inconveniente es la
contaminación o el gasto social difuso que ocasiona: emisiones nocivas de gases y
partículas a la atmósfera, ocupación en las ciudades de un bien escaso y caro como
es el suelo público, accidentes, ruido, etc...
El modelo económico
Todos los problemas planteados a escala planetaria y local
tienen un denominador común y radican en el funcionamiento
del actual sistema económico. El modelo hoy dominante es
aquél que dice que la economía va bien cuando crece el
producto interior bruto (PIB). Este modelo no tiene en cuenta
cuánto cuesta a la colectividad en términos ecológicos y
sociales el crecimiento de un punto del PIB. No tiene en cuenta
que la capacidad de crecimiento económico es finita, ni
tampoco tiene en cuenta las limitaciones del sistema natural
que están llevando al planeta al infarto ecológico.