Según Descartes el cuerpo y la mente son entidades cuyos comportamientos
son fundamentalmente diversos. La mente está esencialmente vinculada al
acto de pesar, sin espacio definido y puede decidir libremente. El cuerpo en
cambio, está situado en el espacio, sin pensamiento y lo gobiernan las leyes del
movimiento. Descartes postula el Interaccionismo dualista. En cada persona el
cuerpo y la mente están unidos y cada uno de ellos influye constantemente en
el otro, ambos interactúan en una pequeña glándula llamada glándula pineal,
desde la cual la mente rige el movimiento del cuerpo en su conjunto.
Platón (427-347 a.C)
El hombre está compuesto de alma y cuerpo. El cuerpo es mortal e imperfecto. El
alma divina e inmortal. El cuerpo pertenece al mudo sensible, la parte que
interactúa con los objetos físicos y que por eso os permite conocerlo. El alma
proviene del mudo inteligible, nos permite conocerlo porque ha estado en
contacto con las ideas; esto es posible debido a que es inmortal, eterna, existe
antes y después que el cuerpo. Ya que el alma es inmortal y existe antes y después
que el cuerpo, se puede decir que ésta unión es temporal. La vida que lleve cada
persona determinará el destino que tendrá su alma tras su muerte. Para Platón el
cuerpo no sólo es el vínculo del alma, es también una cárcel; " Mientras tengamos
nuestro cuerpo, y nuestra alma esté sumida en ésta corrupción, jamás
poseeremos el objeto de nuestros deseos; es decir, la verdad."
Actualmente, las cosas han cambiado mucho; hoy sabemos que el individuo es
un conjunto único y global y no se puede separar en partes distintas. Las
enfermedades físicas causan dolor, y fuertes reajustes en la vida del individuo, de
modo que producen reacciones emocionales. Incluso en algunas ocasiones la
inestabilidad emocional viene generada por una reacción orgánica de la propia
enfermedad en nuestro propio cuerpo, por ejemplo por el desajuste hormonal.
Baruch de Spinoza ( 1632-1677)
Sostuvo lo que actualmente se conoce como teoría del doble aspecto. Es decir, los seres humanos
pueden ser entendidos o bien como realidades pensantes o bien como realidades físicas, ya que,
según Spinoza, la substancia pensante (mente) y la substancia extensa (cuerpo) es una y la
misma substancia, concebida ya sea como pensamiento ya sea como extensión. Además en
última instancia, tal como indica el panteísmo monista de Spinoza, mentes o cuerpos son modos o
accidentes de la única substancia que realmente existe que es Dios.
Nicolás Melebranche (1638-1715)
Defendió el ocasionalismo. En general, ciertos eventos (que consideramos efectos)
porque cuando suceden los unos Dios quiere que sucedan los otros, de tal manera que las
"causas" son ocasiones para la acción voluntaria divina. En el caso de mentes y cuerpos,
las causas mentales son ocasiones para que Dios produzca los efectos corporales, y
las causas corporales son ocasiones para que Dios produzca los efectos mentales.
La formulación religiosa del problema
mente-cuerpo entiende que la dualidad es
entre cuerpo y alma, es decir, entre lo
que tenemos de común con
las realidades materiales de éste mundo.
Cabe llamar a ésta formulación del problema
"El problema de San Agustín", ya que éste
santo experimentó como pocas personas el
enfrentamiento doloroso entre las pasiones del
cuerpo y el anhelo de inmortalidad y paz de su
alma.
Sigmund Freud (1856-1939)
Según Freud, en la mente humana existen procesos que inciden en la conducta sin
estar cotrolados por la cociencia. Estos procesos psíquicos inconscientes, que están
regulados por leyes propias distintas de las que gobierna la conciencia, determinan
buena parte de la vida psíquica. El inconsciente puede ser conocido a través de sus
manifestaciones en los actos fallidos, sueños y síntomas neuróticos. Para Freud la
conducta del hombre está regida por dos tipos de instintos: "El instinto de conservación del
yo" (hambre, sed) y los "Instintos sexuales". Mientras la primera clase de instintos no
pueden ser reprimidos sin poner en peligro la vida del individuo, los instintos sexuales
pueden ser reprimidos. Mas tarde Freud añadiría el "Instinto de muerte", en el
que fundamentaría la conducta agresiva.
John Eccles (1963)
Según Eccles, el punto de conexión entre el cuerpo y la mente sería la corteza cerebral, la cual "no
produce la imagen", sino una serie de descargas eléctricas que la mente capta por un fenómeno de
Percepción Extrasensorial y luego decodifica en forma de imagen, idea, etc... El movimiento también se
origina en la mente, que por un fenómeno de Psicoquinesis, estimularía la corteza motora
desencadenando finalmente las contracciones musculares necesarias.