“La Didáctica no es reconocida como ciencia aun por los propios docentes, muchas veces es relegada y, la mayoría de las veces, diseminada en espacios o parcelas de conocimiento, sin que aún logre las urgentes sistematizaciones provenientes de las conjunciones entre teoría y práctica. Pocos docentes la asumen como una totalidad necesaria para explicar el ser, el saber hacer y el cómo hacerse docente” (Díaz, 1999).