Los primeros filósofos trataron de entender el origen del mundo en el que vivían. Se
interesaron por la infinidad de la cosmología, la perfección de la geometría y por la
composición de la naturaleza. Para aproximarse a la reflexión sobre el origen del Universo
plantearon el concepto arché (arjé), que hacía referencia a ese elemento desconocido que
era la base de todas las cosas y componía en última instancia todo el Universo.
Filósofos de la Antigüedad (700 a.C. – 250 d.C.)
Tales de Mileto (624 a.C. – 546 a.C.)
Tales de Mileto fue el primer filósofo.Tales de Mileto fue el primer filóso. Nacido en la polis de Mileto,
en la costa de la actual Turquía Entre sus aportes matemáticos más importantes está el famoso
Teorema de Tales. En cuanto a su obra filosófica, pese a no conservarse ningún texto suyo, se sabe
-por otros autores que escribieron sobre él. Tales consideró el agua como el elemento primigenio del
mundo y del Universo. Para Tales el arché era el agua, porque era algo a partir de lo que se podía
formar todo lo demás, era esencial para la vida, capaz de provocar movimiento y transformación.
Anaximandro (610 a.C. – 545
a.C.)
Discípulo de Tales, Anaximandro siguió reflexionado sobre el material elemental que componía el Universo.
Para encontrar una explicación inventó el término ápeiron, que hacía referencia a lo ilimitado, a lo infinito.
Según Anaximandro, lo ápeiron era el elemento primigenio que componía todas las cosas, desde las piedras
y las hojas hasta las estrellas
Anaxímenes (590 a.C. – 525
a.C.)
Poco convencido de la compleja explicación de su maestro Anaximandro, Anaxímenes pensó que el
arché debía ser el aire, un elemento infinito como lo ápeiron, pero que él encontraba mucho más
explicativo de manera racional: el aire, a través de procesos físicos como la rarefacción y la
condensación, es capaz de crear todas las cosas. Al contrario que su maestro, Anaxímenes pensaba
que la Tierra era «plana como una hoja», y que había sido formada por acción del aire.
Pitágoras (569 a.C. – 475 a.C.)
en Pitágoras sorprende encontrar a un hombre profundamente religioso y creyente en todo lo
relacionado con el alma y la reencarnación. Es famoso por haber fundado la Escuela Pitagórica, una
especie de secta religiosa formada por los llamados pitagóricos, estudiosos de la obra de Pitágoras y
adoradores del personaje.Pitágoras era un científico místico que no encontraba contradicción en su
filosofía. También se atrevió a dar solución al problema del arché, y propuso que el elemento
primigenio del cual estaba compuesto el Universo eran los números.
Heráclito (540 a.C. – 480
a.C.)
Heráclito apostó porque el arché era una sustancia en constante cambio y transformación. Usó la
metáfora del fuego y por eso algunos interpretan que, para Heráclito, el arché era el mismo fuego.
Heráclito llamó a esa ley universal logos, una especie de razón superior que ordenaba el Universo.
Parménides (515 a.C. – ?
a.C.)
Parménides defendió la idea de que el cambio no existe. El cambio esencial, el cambio en el ser de las
cosas, no es posible. Según Parménides, todo lo real es eterno e inmutable. Para él, el elemento esencial
del Universo es el propio ser. Más allá de su filosofía, lo importante en Parménides es la idea de que la
verdad se descubre a través del pensamiento lógico deductivo, y la convicción de que nuestra
percepción del mundo es errónea.
Empédocles (495 a.C. – 444 a.C.)
Uno de los pluralistas fue Empédocles, que señaló al agua, la tierra, el aire y el fuego como los cuatro
elementos esenciales que componían todas las cosas. Los cuatro elementos que identificó Empédocles
como sustanciales estaban en constante movimiento y mezclándose. Además, Empédocles habló de el
Amor y la Discordia como fuerzas motoras del ser, fuerzas de atracción y repulsión.
Anaxágoras (500 a.C. – 428
a.C.)
pluralista fue Anaxágoras, que habló de una serie de semillas que formaban el mundo físico. Trataba
así de explicar la pluralidad de formas en el mundo, ya que estas semillas de las que hablaba eran
partículas elementales de muy diferente naturaleza. Además de esta explicación, Anaxágoras introdujo
el concepto de nous, con el que intentó dar forma a la inteligencia, que según él era un fluido que se
filtraba en el interior de la materia y la dotaba de movimiento.
Sócrates (470 a.C. – 399
a.C.)
Considerado el fundador de la filosofía occidental, Sócrates no dejó ningún escrito ni fundó ninguna
escuela. Este famoso personaje nacido en Atenas se dedicó más bien a plantear preguntas. El método
socrático se basaba en el continuo cuestionamiento y en la profundización personal sobre las creencias
de cada individuo. Más que la búsqueda de respuestas, Sócrates estaba motivado por la comprensión de
los conceptos que cada persona tiene interiorizados. En realidad, él creía que los conceptos no eran
relativos, sino absolutos.
Demócrito (460 a.C. – 370
a.C.)
Junto con su maestro Leucipo, Demócrito planteó que el misterioso arché era en realidad una enorme
cantidad de átomos, sustancias indivisibles. Así pues, el Universo no estaba formado de una sola
sustancia, sino de millones de partículas inmutables y diminutas.
Platón (427 a.C. -347 a.C.)
uno de los filósofos más importantes de la historia, nació en Atenas, fue discípulo de Sócrates y que
reflexionó sobre la organización política y social de la ciudad-Estado, sobre la naturaleza del cosmos
y sobre el mundo real, es interesante recordar la famosa Teoría de las Ideas que planteó el
ateniense, en la que propone la existencia de dos mundos, el Mundo Real y el Mundo de las Ideas.
Para Platón, el mundo físico que nos rodea, el Mundo Real en el que vivimos, es una simple (e
imperfecta) imitación del Mundo de las Ideas, lugar donde habitan las formas correctas y perfectas.
Diógenes (412 a.C. – 323
a.C.)
Famoso por vivir como un vagabundo, Diógenes consideraba que la pobreza era una virtud, ya que la
verdadera virtud es la supresión de necesidades. abios. Él sin duda era muy sabio: vivía únicamente
con un manto, un zurrón y un báculo. La filosofía de Diógenes era denunciar lo convencional, liberarse
de los deseos y reducir al mínimo las necesidades. En la actualidad hay un síndrome psiquiátrico que
lleva el nombre de Diógenes, y que hace referencia a personas que sufren aislamiento social
(voluntario), abandono personal y acumulación de basura.
Aristóteles (384 a.C. – 322
a.C.)
Nació al norte de la Grecia actual, y a los diecisiete años le enviaron a la Academia de Platón, pasó
veinte años como alumno y profesor. Llegó a ser maestro en la corte macedonia, teniendo como
pupilo a un joven Alejandro que más tarde sería Magno. En el año 335 a.C. abrió en Atenas una
nueva escuela, el Liceo, que rivalizó con la Academia. El pensamiento de Aristóteles difiere
mucho de la filosofía de Platón, pensaba que la auténtica verdad se encontraba en el Mundo de
las Ideas, Aristóteles creía que las respuestas estaban en el Mundo Real. Aristóteles sí confiaba
en los sentidos para llegar a conocer la naturaleza de las cosas.
Epicuro (341 a.C. – 270
a.C.)
filosofía epicúrea es que el objetivo de la vida es la tranquilidad y la paz. Como todo filósofo, confiaba
en que la sabiduría era el camino hacia esa paz. A Epicuro le debemos la lucha contra el miedo. Fue de
los primeros en alertar que con miedo no se podía llevar la vida, y que había que superar el miedo
para conseguir el objetivo vital de la tranquilidad de espíritu. Según Epicuro no había que temer a
nada, ni siquiera a la muerte.
Zenón (333 a.C. – 264
a.C.)
. Zenón fue seguidor de las ideas de Diógenes, y por ello creía en vivir una vida sencilla. Además,
defendía dos ideas importantes: que el Universo estaba gobernado por leyes naturales hechas por un
«legislador supremo» y que el hombre no podía hacer nada para cambiar esa realidad.
Cicerón (106 a.C. – 43
a.C.)
filosofó sobre temas sociales como la amistad, la felicidad, la vejez o la sabiduría, sobre temas políticos
como la autoridad o la dictadura, sobre oratoria y retórica, y también sobre justicia. Fue uno de los
abogados más reconocidos de Roma, y ha pasado a la historia como un gran escritor, maestro del estilo
epistolar, y por haber introducido el conocimiento de las escuelas de pensamiento helenas en la
filosofía romana.
Séneca (4 a.C. – 65
d.C.)
Nacido en Córdoba, capital de la Provincia Bética de la Hispania romana, Séneca fue uno de los más
fervientes seguidores del estoicismo. Además de su importante carrera como político -ocupó los
cargos de senador, ministro, pretor, cuestor… y fue tutor y consejero de Nerón- y escritor -autor de
tragedias como Medea-, Séneca, Séneca pretendía ayudar a cada individuo a encontrarse a sí mismo,
paso previo necesario para encontrar la felicidad y la verdad. «Nadie que viva al margen de la verdad
puede ser feliz», creía.
Epicteto (55 d.C. – 135
d.C.)
Moralista estoico como Séneca, Epicteto no vivió entre políticos ni Emperadores, sino que pasó una
gran parte de su vida como esclavo. Su filosofía se basa en la práctica, más que en la teoría, y no dejó
obra escrita. Trató de ayudar a la gente a vivir correctamente, y aseguró que la filosofía no es un fin
en sí mismo, sino un medio necesario para aprender a vivir conforme a la naturaleza.
Marco Aurelio (121 d.C. – 180
d.C.)
era estoico, y siguió las enseñanzas de Séneca. Escribió las famosas Meditaciones, una compilación de
reflexiones en doce tomos distintos en las que habla sobre la condición humana, el universo, la
moralidad, los valores… Toda la obra está cargada de melancolía e impotencia por no poder cambiar la
irracionalidad con la que actúan los hombres.
Plotino (204 d.C. – 270
d.C.)
Plotino creía en la reencarnación del alma, y también que ésta era inmortal. Si Anaxágoras habló del
nous o Platón de las Ideas, Plotino señaló al Uno como fuente indefinible de todas las cosas. Ese Uno
se situaba en la parte superior de todo, estaba por encima de todo, y era una sola cosa.
Filósofos de la Edad Media (250 – 1500)
San Agustín
(354-430)
En su filosofía San Agustín nunca puso en cuestionamiento la existencia de Dios, pero sí reflexionó sobre
cómo era posible que, siendo Dios un ser bueno y todopoderoso, hubiera podido crear un mundo en el
que estuviera presente el mal.
Anselmo de Canterbury (1033-1109)
Anselmo de Canterbury (canonizado como San Anselmo en el año 1494) se empeñó en demostrar la
existencia de Dios de manera argumentada. Planteó una ingeniosa manera de conseguirlo. Sólo hace
falta aceptar dos premisas (fácilmente aceptables): que Dios, de existir, es un ser superior a todos los
demás, que no hay nada más grande
Averroes
(1126-1198)
En realidad su nombre era Abū l-WalīdʾAḥmad ibn Muḥammad ibn Rušd, pero es mucho más sencillo
para nosotros llamarlo Averroes, rató con empeño de hacer compatibles las enseñanzas del Corán con
la reflexión filosófica. Planteó que el alma estaba dividida en dos partes, una perecedera y otra eterna.
Santo Tomás de Aquino
(1224-1274)
El filósofo medieval más importante, Un primer punto interesante en la filosofía de Santo Tomás es la
casación entre dos planteamientos aparentemente irreconciliables: Aristóteles decía que el Universo ha
existido siempre y la Biblia dice que el Universo no ha existido siempre, sino que fue creado por Dios en
un momento preciso. Ante este dilema, Santo Tomás propone que el Universo fue creado por Dios, pero
que éste lo creó eterno, Santo Tomás fue un gran ejemplo de perseverancia en la búsqueda de la
tolerancia entre religión y filosofía, planteando siempre la posibilidad de que ambas disciplinas no se
contradijeran.
Maestro Eckhart (1260-1328)
. En sus famosos sermones planteaba que el mundo era eterno o que no era necesario pedir cosas a
Dios. Su estilo místico solo le causó problemas: la implacable Inquisición lo procesó por herejía. El
mismo año de su muerte.
Guillermo de Ockham
(1288-1349)
el teólogo inglés Guillermo de Ockham tuvo sus problemas con la Iglesia. Fue excomulgado por
sostener que el papa no tenía autoridad. Es famoso por el principio de la Navaja de Ockham, que
sostiene que la mejor explicación posible es siempre la más sencilla..
Filósofos de la Razón (1500 – 1750)
Nicolás Maquiavelo (1469-1527)
primer gran filósofo de la Era de la Razón fue un vecino de Florencia, la capital del conocimiento y la
cultura. Nicolás Maquiavelo se aleja de la moralidad cristiana en su célebre El Príncipe, un libro con el
que propone un manual para guiar al gobernante perfecto.Según Maquiavelo el gobernante debe ser
feroz como un león y astuto como un zorro.
Erasmo de Rotterdam (1466-1536)
El pensamiento de Erasmo de Rotterdam refleja las ideas humanistas que empezaban a afianzarse en Europa durante los primeros
años del Renacimiento. Criticó mordazmente la corrupción y las discusiones doctrinales en el seno de la Iglesia, y defendió que la
ignorancia era consustancial al ser humano. De hecho, sostenía que la ignorancia era fuente de felicidad
Martín Lutero (1483-1546)
En el año 1517 Martín Lutero se acercó a la puerta de la iglesia de Wittenberg, en el corazón de Alemania, y
clavó un papel. En ese momento cambió la historia de Occidente. En ese papel había noventa y cinco tesis
que pretendían iniciar un debate en el seno de la Iglesia
Francisco de Vitoria (1486-1546)
Considerado como el padre del derecho internacional, el fraile Francisco de Vitoria fue seguidor de las ideas de Santo Tomás y
Aristóteles. Hizo aportaciones en el campo de la economía (creía que el orden natural permitía la circulación de personas y bienes),
en el derecho (rechazó la jerarquía medieval, creyó en los derechos de los indígenas recién «descubiertos» por los europeos en
América) y en el ámbito de las relaciones internacionales (tratando de convencer de que dichas relaciones no debían regirse por la
fuerza). Fundó la corriente de pensamiento de la Escuela de Salamanca, muy importante dentro de la escolástica.
Juan Calvino
(1509-1564)
Desde su punto de vista, el individuo podía tratar de demostrar que era un elegido de Dios con los éxitos que
alcanzara en vida. Desde su punto de vista, el individuo podía tratar de demostrar que era un elegido de Dios
con los éxitos que alcanzara en vida. Las ideas de Calvino fomentaban el espíritu de empresa burgués.
Bartolomé de las Casas
(1484-1566)
Un ejemplo de que los tiempos estaban cambiando con respecto a la oscura Edad Media es la figura de
Bartolomé de las Casas. Este fraile español se preocupó por la dignidad y derechos de los indígenas, que sufrían
el racismo y la violencia de los colonizadores en la recién descubierta América. Su defensa fue tal que se ganó el
apodo de Apóstol de los Indios. Se le considera, junto a Francisco de Vitoria, fundador del derecho internacional
moderno, y también precursor de los derechos humanos.
Francis Bacon (1561-1626)
Francis Bacon es el iniciador del empirismo británico, una corriente que se basa en la idea de que todo
conocimiento ha de proceder de la experiencia y los sentidos. con, Hobbes, Locke y Hume creen que no
hay nada en la mente que no haya estado antes en los sentidos («Nihil est in intellectu quod non prius
fuerit in sensu»), y que la experimentación práctica es la única manera de llegar a conocer la verdad
del mundo
Gaileo Galilei
(1564-1642)
La Iglesia seguía resistiéndose a esa Era de la Razón, y encarceló a Galileo cuando éste se atrevió a decir
públicamente que la Tierra se movía alrededor del Sol. Galileo fue uno de los mayores defensores de las tesis
de Copérnico, que había planteado la teoría heliocéntrica. Hizo importantes avances en relación a la
mecánica, a la relatividad -como explicamos en este artículo– y a la astronomía. Creía que la materia era
eterna y el Universo infinito.
René Descartes (1596-1650)
A René Descartes le debemos una de las frases más famosas de la historia: «Pienso, luego existo». Esta
sencilla premisa esconde en realidad una profunda carga filosófica, fruto de un trabajo reflexivo que
tuvo ocupado a Descartes toda su vida: su objetivo fue detectar y comprender la verdadera realidad del
mundo.
Baruch Spinoza (1632-1677)
Uno de los grandes filósofos que vinieron después de Descartes fue Spinoza, que se posicionó a favor
del pensamiento cartesiano y realizó profundas reflexiones sobre el concepto de sustancia. Siguiendo
las enseñanzas de Aristóteles, Spinoza otorgó a todos los objetos del mundo dos cualidades: un
cuerpo y una mente, tanto a los hombres, como a los árboles, los pájaros o las rocas. En el
pensamiento de Spinoza, Dios o la Naturaleza son las únicas sustancias que se definen a sí mismas, y
todas las demás están definidas por éstas dos.
Thomas Hobbes (1588-1679)
Influenciado por Francis Bacon y su nuevo método de práctica científica, Thomas Hobbes abrazó el
empirismo y planteó un fisicalismo que defendía que todas las cosas que componían el Universo eran
corpóreas, físicas, tenían un cuerpo. Todas las cosas tienen longitud, anchura y profundidad, y aquello
que no tiene cuerpo no forma parte del Universo. Fue muy duro con el pensamiento planteado por
Descartes y realizó importantes aportaciones a la política con obras como el famoso Leviatán (1651),
donde propone de manera teórica el contrato social entre el Estado y el pueblo.
John Locke (1632-1704)
Como buen inglés, Locke fue un defensor del empirismo. Siguió la doctrina de antecesores como Francis
Bacon o Thomas Hobbes y fue un paso más allá, asegurando que la mente nace como una hoja de papel
en blanco, que sólo va llenándose de conocimiento a través del aprendizaje y la propia experiencia.
Según él, los bebés recién nacidos no poseen ningún conocimiento innato, como defendían los
racionalistas.
Gottfried Leibniz
(1646-1716)
La batalla del empirismo vs. racionalismo siguió con Leibniz, que atacó duramente a John Locke por
haber dudado de la existencia de las ideas innatas en el ser humano.Leibniz introdujo algo interesante
para el debate empirismo vs. racionalismo, ya que si bien defendía que la razón permitía acceder a
todo el conocimiento, añadió un importante «en principio». Este añadido deja la afirmación en un: «En
principio, la razón permite acceder a todo el conocimiento».
Isaac Newton (1642-1727)
Más allá de sus importantísimos descubrimientos en los campos de la física y la matemática, Newton
dedicó gran parte de su tiempo a la reflexión sobre asuntos teológicos y filosóficos. De hecho publicó
más páginas de estos temas que sobre ciencia. La influencia de Newton sobre la filosofía,
particularmente sobre las concepciones del materialismo francés del siglo XVIII, fue enorme. Newton
creía en que Dios había dado un primer impulso al movimiento del Universo.
Filósofos de la Revolución (1750 – 1900)
Montesquieu (1689-1755)
El primer gran nombre de estos «Filósofos de la Revolución» es Montesquieu, famoso por haber
propuesto la separación de poderes en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Un modelo que fue incorporado
en la Constitución de los Estados Unidos de América en 1776 y que influyó enormemente sobre las
naciones europeas. Publicando El espíritu de las leyes en 1748.
David Hume (1711-1776)
Lplanteó que el conocimiento -que como empirista relacionaba exclusivamente con los sentidos-,
procedía de las ideas y de las impresiones. Sin embargo, como en ocasiones tenemos ideas que no
encuentran el respaldo de nuestras impresiones, Hume añadió que existen dos tipos de enunciados:
«demostrativos» y «probables», fácilmente confundibles.a eterna disputa del racionalismo vs.
empirismo siguió viva en esta época gracias a la filosofía de David Hume, que se encargó de asestar el
golpe final contra el racionalismo.
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)
fue el primero en romper con la visión bruta y salvaje de la Naturaleza. Hasta entonces había
predominado el pensamiento de Hobbes («El hombre es un lobo para el hombre»), en lo referente al
papel de la civilización en la transformación de la naturaleza humana original. En ese momento todos los
filósofos consideraban que las artes, la ciencia, las leyes, el Estado, el progreso… eran elementos que
hacían mejor al hombre.
Voltaire
(1694-1778)
Voltaire fue un escritor francés que dio muestras de su ingenio en famosas obras como Cándido
(1759), y que planteó una interesante filosofía basada en la duda constante. Creía que no era posible
conocer o descubrir las verdades absolutas, pero que la ciencia era un buen sistema para «alcanzar
acuerdos». Rechazaba la idea de aceptar lo que afirmara la autoridad (el Estado, la Iglesia…), pero
reconocía que esa era la posición más cómoda.
Adam Smith (1723-1790)
A menudo considerado el economista más importante de la historia, Adam Smith propuso una filosofía
interesante e introdujo conceptos nuevos. Analizó la conducta humana (utilizó el método empírico) para
concluir que «el hombre es un animal que negocia» y que el mercado libre es la clave para establecer
una sociedad equitativa. Defendió una idea profunda e importante: que la sociedad se beneficia cuando
los individuos buscan un beneficio propio.
Immanuel Kant (1724-1804)
Con Kant la historia de la filosofía pasa de capítulo. La pelea racionalismo vs. espiricismo se ve
finalmente superada, y normalmente se habla de la filosofía «antes de Kant» y la filosofía «después de
Kant». En realidad la base de la importancia de este filósofo es sencilla: fue el conciliador entre las dos
corrientes, el primero que argumentó que se podían combinar racionalismo y empirismo.
Georg Hegel (1770-1831)
Hegel fue el primer gran filósofo del siglo XIX. Muy influenciado por Kant, fue un idealista que defendió
que la realidad no es material, sino espiritual. Es importante por plantear muchas reflexiones, pero
especialmente por introducir el concepto de dialéctica. La dialéctica hegeliana asegura que «toda noción
-o tesis– contiene en sí misma una contradicción –antítesis-, que únicamente se supera con el surgir de
una nueva noción, más rica, llamada síntesis, a partir de la noción original».
Arthur Schopenhauer (1788-1860)
Rompiendo la tradición alemana, Schopenhauer no siguió la corriente del idealismo (cuyas figuras
importantes eran Kant y Hegel), y apostó por una nueva concepción de la realidad que nos rodea. Fue
ignorado por el resto de filósofos alemanes y sus ideas se vieron ensombrecidas por las de Hegel, sin
embargo en el campo de la psicología sí fue muy influyente (sobre Freud, por ejemplo). Schopenhauer
recibió influencias del pesimismo y del budismo, y que aseguraba que era imposible explicar de dónde
precedía nuestro conocimiento (como intentaron hacer racionalistas y empiricistas). Además, defendió
una profunda idea: «todo hombre considera los límites de su propio campo de visión como los límites
del mundo».
Karl Marx (1818-1883)
El pensamiento de Marx es tan importante para la historia que incluso se han creado países siguiendo las
ideas que planteó. No se puede ser más influyente. Ha habido gobiernos, leyes, sistemas sociales, modelos
económicos y Estados basados en lo que Karl Marx escribio. Ningún otro filósofo ha conseguido tener
tanto impacto. Lo primero que aportó este pensador alemán fue la idea de que todos los cambios que han
tenido lugar a lo largo de la historia han sido siempre el resultado de la lucha entre clases sociales.
Filósofos del siglo XX
Nietzsche (1844-1900)
Aunque murió justo en el año 1900, se considera a Nietzsche un filósofo del mundo moderno. Quiso superar la
tradición filosófica platónica de la existencia de dos mundos, uno físico y otro que sólo se podía conocer
mediante el intelecto. Para ello proclamó su famosa frase: «¡Dios ha muerto!», tratando de significar que la
creencia en valores superiores había sido superada. . Con su concepto del superhombre, Nietzsche se refiere a
un hombre nuevo en la historia, libre de miedos y temores, que genera su propio sistema de valores, ajeno al
marco ético de la Iglesia, de la tradición, la familia o el Estado.
Henri Poincaré (1854-1912)
Gran matemático, Poincaré es reconocido por sus aportaciones a la física y a la topología, pero también destacó
como filósofo de la ciencia. Su pensamiento está en deuda con la filosofía kantiana, y consideraba que las leyes
de la ciencia no atañen al mundo real, sino que constituyen acuerdos (convenios) arbitrarios que deben servir a
la descripción más cómoda y útil de los correspondientes fenómenos.
Max Weber (1864-1920)
Considerado el padre de la sociología moderna, Max Weber se interesó por la relación entre esta
disciplina y la religión. Influenciado por Marx, reflexionó sobre el efecto de las ideas religiosas en las
actividades económicas y la relación entre la estratificación social y la religión, para lo cual estudió el
pensamiento de Lutero. Su obra más conocida es La ética protestante y el espíritu del capitalismo,
donde podemos imaginar la relación que hace entre el sistema económico capitalista y la moral
protestante. Weber también estudió las diferencias sociológicas entre las sociedades occidentales y las
de Oriente.
Antonio Gramsci (1891-1937)
En el pensamiento del italiano Antonio Gramsci no sólo encontramos uno de los grandes exponentes
de la corriente marxista, sino también un giro en la concepción de lo que es la filosofía y los propios
filósofos. Para Gramsci hay que rechazar la idea de que el filósofo es un ser superior intelectualmente,
y entender que cualquier persona es filósofa, ya que cualquier persona piensa y reflexiona. Quiere de
esta manera unir a intelectuales y masa popular.
Bertrand Russell (1872-1970)
Fundador de la escuela analítica dentro de la Filosofía, Bertrand Russell vivió casi 100 años y es uno
de los grandes filósofos del siglo XX. El tema principal sobre el que reflexiona Russell es el trabajo.
Habiendo vivido crisis como la del Crack del 29, el filósofo británico concluyó que el aumento de la
carga de trabajo era directamente proporcional a la disminución de la felicidad.
Jean-Paul Sartre (1905-1980)
Sartre defiende que no hay una naturaleza humana universal, que no hay ninguna finalidad en
nuestra existencia. Aunque parece que somos seres destinados a encontrarle una finalidad a nuestra
vida, eso no quiere decir que nuestra vida tenga una finalidad. A partir de esta reflexión Sartre va
hilando su ateísmo y su idea de que lo más importante es la libertad.
Michel Foucault (1926-1984)
La aportación más importante de Foucault a la filosofía es la propuesta de hacer «arqueología» y
rastrear el pensamiento a lo largo de la historia, para acabar descubriendo que los términos y las
ideas no pueden entenderse como conceptos universales y constantes. Por ejemplo, las ideas
«hombre» o «naturaleza humana» no han sido siempre definidas de la misma manera (en el siglo XIX,
en el siglo VIII o en el siglo XX). Las condiciones históricas cambian con el paso del tiempo, y con ellas
también los conceptos y el discurso. Partiendo de esta base, Foucault propone que la idea de
«hombre» es una invención reciente y que tiene fecha de caducidad: lo que entendemos por
«hombre» está cerca de cambiar radicalmente.