POSITIVOS: en el sentido de
producciones activas de la
persona afectada,
básicamente constituidos
por:
• Las alucinaciones, percepciones de los sentidos sin el
estimulo externo correspondiente, pero que la persona
percibe como reales. Son especialmente frecuentes y
significativas las auditivas y en menor medida las
táctiles.
• Las ideas delirantes, habitualmente estructuradas en delirios o sistemas más o
menos sistematizados, y que consisten en ideas sostenidas con convicción pero
por procedimientos lógicos inadecuados y no modificables por la experiencia o
la argumentación racional. Son comunes las de referencia y perjuicio.
• Los trastornos del pensamiento, identificables a partir de su
expresión verbal, con formas variables como alteraciones en
el curso, saltos de una idea a otra sin conexión lógica, etc.
• Y el comportamiento extraño e inadecuado
que suele derivarse de los síntomas anteriores
NEGATIVOS, en el sentido
de bloqueo o disminución
de la actividad, y entre los
que hay que mencionar:
• El embotamiento o incongruencia afectiva, dificultad de
expresar emociones, apariencia de no tenerlas o expresión
paradójica de las mismas (tristeza ante situaciones que
deberían suponer alegría y viceversa)
• La apatía, pérdida de vitalidad o tono vital,
falta de iniciativa y de reacción
• El retraimiento social, aislándose de
la vida interpersonal y de los
contactos sociales
• Y la pobreza de pensamiento, que intuimos
también a partir de la expresión verbal pobre e
inadecuada.