El respeto es uno de los valores morales más importantes del ser humano, pues es fundamental
para lograr una armoniosa interacción social. Una de las premisas más importantes sobre el respeto
es que para ser respetado es necesario saber o aprender a respetar, a comprender al otro, a valorar
sus intereses y necesidades. En este sentido, el respeto debe ser mutuo, y nacer de un sentimiento
de reciprocidad.
Ahora bien, el respeto también debe aprenderse. Respetar no significa estar de acuerdo en todos los
ámbitos con otra persona, sino que se trata de no discriminar ni ofender a esa persona por su forma
de vida y sus decisiones, siempre y cuando dichas decisiones no causen ningún daño, ni afecten o
irrespeten a los demás.
En este sentido, respetar también es ser tolerante con quien no piensa igual que tú, con quien no
comparte tus mismos gustos o intereses, con quien es diferente o ha decidido diferenciarse. El respeto
a la diversidad de ideas, opiniones y maneras de ser es un valor supremo en las sociedades modernas
que aspiran a ser justas y a garantizar una sana convivencia. Muchas religiones, de hecho, abordan la
cuestión del respeto hacia los demás, porque es una de las reglas esenciales para tener una relación
sana con el prójimo.
Hay muchas clases de respeto. No existe ninguna fórmula para conseguir que alguien sea
respetuoso con los demás. El respeto hacia los demás debería impregnar toda nuestra vida.
Con respecto a la mente respetuosa, Howard Gardener propone una solución a los conflictos
basados en las diferencias de grupos por medio de la educación formal e informal en el respecto a
la jerarquía de la educación en la familia es necesario para que las actitudes y prácticas morales de
sus miembros sean intrínsecas al bien común.
El respeto es un sentimiento positivo que se refiere a la acción de respetar; es equivalente a tener
veneración, aprecio y reconocimiento por una persona o cosa. Como tal, la palabra proviene del latín
respectus, que traduce ‘atención’, ‘consideración’, y originalmente significaba ‘mirar de nuevo’, de allí que
algo que merezca una segunda mirada sea algo digno de respeto.
El ser humano tiende a crear grupos, a identificarse con los miembros de su grupo y a
adoptar una actitud cautelosa o claramente hostil hacia otros grupos sea cual sea su
definición
Entre los grupos no existe la confianza necesaria para cumplir compromisos de
esta clase y en el fondo, quizá sea prudente que recelen unos de otros. En lugar de
pasar por alto las diferencias, de dejarnos inflamar por ellas o de intentar
aniquilarlas mediante el odio o el amor