El clima político ideal para una empresa multinacional es
un gobierno estable y amistoso. Por desgracia, los
gobiernos no siempre son estables ni amistosos, ni hay
garantías de que un gobierno estable y amistoso siga
siéndolo.
Los cambios radicales en la filosofía gubernamental cuando un partido de oposición asciende al
poder, las presiones de grupos nacionalistas y de intereses propios, las condiciones económicas
debilitadas, la discriminación en contra de las inversiones extranjeras o los conflictos entre
gobiernos son cuestiones que en su totalidad pueden afectar la estabilidad política de un país.
Debido a que las empresas extranjeras se juzgan por medio
de estándares tan variables como hay cantidades de países,
debe valorarse la estabilidad y cordialidad del gobierno de
cada nación como práctica continua de negocios.
Formas de gobierno
Alrededor del año 500 a.C., los antiguos griegos
concibieron y criticaron tres formas fundamentales de
gobierno: el gobierno de uno, el gobierno de unos
cuantos y el gobierno de muchos.
Los términos comunes para las mismas formas que se utilizan en la
actualidad son monarquía (o dictadura), aristocracia (u oligarquía) y
democracia. Alrededor de la misma época histórica, Ciro el Grande,
monarca de Persia, declaró que el propósito del gobierno era servir al
pueblo, no viceversa.
Después del colapso del colonialismo que empezó con la Segunda Guerra Mundial y
del comunismo alrededor de 1990, el mundo parece haberse puesto de acuerdo en
cuanto a que la democracia de libre comercio era la mejor solución a todas las críticas
de gobierno desde los tiempos de Aristóteles, Ciro y los demás
Así, de entre los más de 200 Estados soberanos del planeta, todos
tienen gobiernos al menos nominalmente representativos con
sufragio universal para aquellos individuos de 18 años de edad y
mayores.
La Agencia Central de Inteligencia15 de Estados Unidos afirma haber
visto más allá de la fachada de las constituciones que aparecen en sus
descripciones. Por ejemplo, Irán (la Persia moderna) se define como
“república teocrática” y reconoce que la constitución incorpora los
principios islámicos de gobierno como se interpretan a partir del
Corán.
Partidos
políticos
En los países en los que existen dos partidos políticos poderosos que se
suceden el uno al otro en el control del gobierno, es importante saber la
dirección probable que tomará cada partido. Por ejemplo, en Gran
Bretaña, el Partido Laborista tradicionalmente ha sido más restrictivo
en cuanto al comercio extranjero que el Partido Conservador.
Al estar en el poder, el Partido Laborista ha
limitado las importaciones, mientras que el Partido
Conservador ha tendido a liberar el comercio
exterior cuando ha subido al poder.
Una empresa extranjera en Gran Bretaña podrá esperar que
haya un vaivén entre las políticas liberales de comercio de
los conservadores y las políticas restrictivas de los
laboristas.
Un mercadólogo internacional astuto debe comprender cada
aspecto del paisaje político a fin de estar adecuadamente
informado acerca del entorno político. Los cambios
impredecibles y drásticos en políticas gubernamentales
ahuyentan las inversiones, sea cual sea la causa del cambio. E
Nacionalismo
El nacionalismo económico y cultural, que existe en
cierto grado en toda nación, es otro factor relevante
para valorar el clima empresarial.
El nacionalismo puede describirse más aptamente como una sensación de orgullo y
unidad nacional, un despertar del pueblo de una nación al orgullo por su país. Este
orgullo puede tomar la forma de una discriminación en contra de negocios
extranjeros, donde se presta apoyo, si no es que se aplaude públicamente, el acoso
leve y el control sobre las inversiones extranjeras.
El nacionalismo económico tiene como una de sus metas principales la preservación
de la autonomía económica nacional, en cuanto a que los residentes identifican sus
intereses con la preservación de la soberanía del Estado en el que residen. En otras
palabras, el interés y la seguridad nacionales adquieren mayor importancia que las
relaciones internacionales.
Los sentimientos de nacionalismo se manifiestan
en una variedad de formas, incluyendo llamados a
“comprar sólo los productos de nuestra nación”
(por ejemplo, la campaña estadounidense “Buy American”), restricciones
sobre las importaciones, aranceles restrictivos y otras barreras
comerciales. También pueden conducir al control de las inversiones
extranjeras, que a menudo se consideran con recelo, y que después se
convierten en objeto de escrutinio y control intensos.
En términos generales, cuanto más amenazado se siente un país por
alguna fuerza exterior o más declina la economía interna, más
nacionalista se vuelve para protegerse contra las intervenciones del
exterior
Aunque el nacionalismo económico militante ha amainado, los sentimientos
nacionalistas pueden encontrarse incluso en los países más económicamente
prósperos. Cuando los negociadores de Estados Unidos presionaron a Japón para que
importara más arroz en un esfuerzo por equilibrar la balanza comercial entre ambos
países, los sentimientos nacionalistas alcanzaron niveles asombrosos.
Riesgos políticos de los negocios
globales
Las cuestiones de soberanía, las distintas filosofías políticas y
el nacionalismo se ven manifiestos en una variedad de
acciones gubernamentales que aumentan los riesgos de los
negocios globales.
Estos riesgos pueden ir desde la confiscación, el mayor de ellos, hasta
muchas normas y regulaciones gubernamentales menores, pero aún
significativas, como controles cambiarios, restricciones sobre
importaciones y controles de precios que pueden afectar el
desempeño de las actividades empresariales de manera directa.
Confiscación, expropiación y domesticación
El riesgo político más extremo es la confiscación; esto es, apropiarse de
los bienes de una empresa sin pago. Sucedieron dos importantes
confiscaciones de propiedades estadounidenses cuando Fidel Castro
asumió el liderazgo de Cuba y, después, con el derrocamiento del Shah
de Irán.
Menos drástica, pero aún grave, es la expropiación, en la que
un gobierno toma una inversión pero otorga cierta
compensación por los bienes. Por ejemplo, en 2008, el gobierno
de Venezuela expropió las operaciones de Cemex de México
mediante un pago negociado.
Un tercer tipo de riesgo es la nacionalización, que sucede
cuando el país anfitrión gradualmente produce la
transferencia de la inversión extranjera al control y propiedad
nacionales a través de una serie de dictámenes
gubernamentales que obligan a la tenencia local y a una
mayor participación nacional en la administración de la
empresa.
La meta final de la nacionalización es obligar a los inversionistas foráneos a
compartir una mayor parte de la titularidad, administración y rentabilidad con los
nacionales que lo que era el caso antes de la nacionalización.
Más que resultar una respuesta instantánea para el desarrollo
económico, la expropiación y nacionalización frecuentemente
han llevado a nacionalizar empresas que eran ineficientes,
tecnológicamente débiles y poco competitivas en los mercados
mundiales.
Riesgos económicos
Aun cuando la expropiación y la confiscación están desapareciendo como riesgos de
hacer negocios en el extranjero, las compañías internacionales siguen viéndose
confrontadas por una variedad de contingencias económicas que pueden presentarse
sin aviso previo.
Estos riesgos económicos son una parte importante y recurrente
del ambiente político que pocas empresas internacionales son
capaces de evitar.
Los controles cambiarios se derivan de la escasez de divisas
extranjeras de un país.
Cuando una nación se enfrenta a un déficit de moneda extranjera,
cuando se presenta la fuga de cantidades importantes de capital al
extranjero, o ambos, es posible que se impongan controles sobre
todo tipo de movimientos de capital.
Un problema recurrente para el inversionista extranjero
es introducir y sacar ganancias del país anfitrión sin
pérdidas de valor, lo que puede suceder cuando se
devalúa una moneda.
Valoración de la vulnerabilidad política
Existen al menos tantas razones para la vulnerabilidad política de una
empresa como hay filosofías políticas, variaciones económicas y
diferencias culturales. Algunas compañías parecen ser más políticamente
vulnerables que otras en cuanto a que reciben una atención especial por
parte del gobierno.
Dependiendo del atractivo de una empresa, esta atención especial puede
derivar en acciones positivas hacia dicha empresa o en atención negativa.
Por desgracia, no existen pautas absolutas que siga el comerciante a fin de
determinar si una compañía y sus productos serán sujetos a escrutinio
político.
Aunque no existen fórmulas específicas para determinar la
vulnerabilidad de un producto en cualquier momento dado, hay
algunas generalizaciones que pueden ayudar a identificar la
tendencia de los artículos a ser políticamente sensibles.
Los restaurantes de comida rápida, que son
intencionalmente visibles, a menudo terminan siendo
el blanco ideal para grupos que se oponen a empresas
extranjeras.
Además de las medidas cualitativas de la vulnerabilidad
política, varias empresas están utilizando métodos
sistemáticos para la medición del riesgo político.
La evaluación del riesgo político es un intento por pronosticar la inestabilidad
política a fin de ayudar a la administración a identificar y valorar los sucesos
políticos y su influencia potencial sobre las decisiones empresariales
internacionales actuales y futuras.
Posiblemente, el máximo riesgo para el comerciante internacional
es la amenaza de que el gobierno realmente se colapse, lo que
provocaría el caos en las calles y en el mercado.
La evaluación del riesgo se utiliza para estimar el nivel de peligro que
asume una empresa al realizar una inversión y ayuda a determinar la
cantidad de riesgo que está preparada a aceptar. En la anterior Unión
Soviética y en China, es posible que el riesgo fuera demasiado alto para
algunas empresas.
Durante el caos que surgió después de los cambios políticos y
económicos en la Unión Soviética, las recién formadas
repúblicas estaban ansiosas por hacer tratos con inversionistas
extranjeros, pero los problemas y la incertidumbre hicieron
que muchos de ellos tomaran una actitud cautelosa.