La transmisión de los recuerdos de Jesus en las
comunidades cristianas
La santa madre Iglesia ha defendido siempre la historicidad de los evangelios; es decir, que narran
fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente hasta el
día de la ascensión
Jesús no escribió sus enseñanzas. Tampoco sus discípulos fueron tomando nota de sus palabras o de
los signos que realizaba. Sin embargo, el origen de los evangelios se encuentra en Jesús y en el grupo
de los discípulos que le acompañaban, porque la tradición evangélica hunde sus raíces en las
palabras y signos de Jesús, de las que fueron testigos los discípulos, a los que Jesús llamó para que
estuvieran con él y para enviarlos a predicar
Sus enseñanzas eran fáciles de recordar, porque hablaban de realidades concretas y de situaciones de
la vida cotidiana, y además Jesús las repetía utilizando esquemas muy sencillos
Lo mismo ocurría con sus signos; eran parecidos a los que realizaban los profetas y casi siempre
tenían una intencionalidad concreta
Estos signos y enseñanzas de Jesús, que eran conocidos por muchos contemporáneos de Jesús,
quedaron especialmente grabados la mente y el corazón del pequeño grupo de sus discípulos. Con
ellos Jesús estableció una relación muy especial
Cuando se habla de la relación de Jesús con sus discípulos hay que tener en cuenta la importancia que
tenía la memoria en la antigüedad, sobre todo entre los judíos. Nosotros vivimos en una sociedad en
la que los medios para almacenar información se han desarrollado enormemente, y en la que la
inmensa mayoría de la gente es capaz de acceder a dicha información, porque sabe leer. Sin embargo,
las sociedades en las que la escritura era muy cara (los papiros y pergaminos eran casi un lujo), y
además eran muy pocos los que sabían leer y escribir, desarrollaron prodigiosamente la memoria
No todos tenían acceso a la escuela, esta institución estaba muy extendida, y estaba basada en la
memorización. En este contexto es fácil entender que la relación que Jesús establece con sus
discípulos implica la memorización de sus palabras y enseñanzas
Los discípulos de Jesús aprendieron de memoria sus parábolas, sus sentencias rítmicas, sus refranes y
proverbios, pero no tuvieron tanto cuidado en recordar las circunstancias exactas en que Jesús las
pronunció, probablemente porque Jesús las pronunció en varias circunstancias.
A veces se ha pensado que los discípulos de Jesús eran incultos pescadores y campesinos, pero lo que
los evangelios dicen sobre ellos es muy distinto
Leví era un recaudador de impuestos, que tenía que llevar cuenta de las deudas; Zebedeo,
el padre de Santiago y Juan, tenía barca propia y jornaleros contratados, y por tanto
tenía que relacionarse con los recaudadores de impuestos que le alquilaban los derechos de pesca y
con los comerciantes que le compraban el pescado, y tenía que pagar el salario a sus trabajadores, y
sus hijos le ayudarían en estas tareas. Estas actividades requieren un cultivo de la memoria y hasta
un conocimiento básico de la escritura.
Otro elemento importante a tener en cuenta es el hecho de que Jesús no sólo llamara a sus discípulos
para seguirle, sino que además los enviara a anunciar el mismo mensaje que él anunciaba. Este envío
supone un aprendizaje previo del mensaje que debían transmitir, lo cual refuerza la importancia que
la memorización tuvo en el grupo de los discípulos de Jesús