Es un proceso cuyo objetivo es convertir desechos en nuevos
productos para prevenir el desuso de materiales potencialmente útiles,
reducir el consumo de nueva materia prima, reducir el uso de energía,
reducir la contaminación del aire (a través de la incineración) y del
agua (a través de los vertederos) por medio de la reducción de la
necesidad de los sistemas de desechos convencionales, así como
también disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en
comparación con la producción de plásticos.