Emociones primarias: parecen
poseer una alta carga genética,
en el sentido que presentan
respuestas emocionales
preorganizadas que, aunque
son modeladas por el
aprendizaje y la experiencia,
están presentes en todas las
personas y culturas.
Emociones secundarias:
emanan de las primarias, se
deben en gran grado al
desarrollo individual y sus
respuestas difieren
ampliamente de unas personas
a otras.
Emociones negativas:
implican sentimientos
desagradables, valoración
de la situación como
dañina y la movilización de
muchos recursos para su
afrontamiento. Ej.: el
miedo, la ira, la tristeza y el
asco.
Emociones positivas: son
aquellas que implican
sentimientos agradables,
valoración de la situación como
beneficiosa, tienen una duración
temporal muy corta y movilizan
escasos recursos para su
afrontamiento. Ej.: felicidad
Emociones neutras: son las que no producen
intrínsicamente reacciones ni agradables ni
desagradables, es decir que no pueden
considerarse ni como positivas ni como negativas, y
tienen como finalidad el facilitar la aparición de
posteriores estados emocionales. Ej.: la sorpresa.