El carbono es además, el elemento estructural de la materia de que se componen los seres vivos,
porque constituye parte de sus tejidos, en forma de proteínas, grasas y carbohidratos.
Las plantas verdes constituyen el nexo entre el mundo vivo e inerte, puesto que captan el carbono
del CO2 del aire y lo incorporan a los hidratos de carbono, los cuales son compuestos orgánicos que
forman parte de su propio organismo.
Por lo tanto, el carbono, a través de la fotosíntesis, pasa a formar parte de las moléculas biológicas
(materia viva).Desde este nivel, el carbono se incorpora a los organismos heterótrofos mediante la
cadena trófica.
Asimismo los animales, durante la digestión y la respiración celular transforman nuevamente el
alimento consumido en dióxido de carbono devolviéndolo al medio.
Los organismos descomponedores, al desintegrar vegetales o animales muertos, también devuelven
al aire carbono como CO2.
De esta manera, el carbono se cicla en la biosfera pasando desde moléculas inorgánicas (CO2) a
moléculas orgánicas (hidratos de carbono, proteínas, grasas, etc.), y así se reintegran nuevamente a
las moléculas inorgánicas.