l golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, la organización
política de Francia durante el siglo XIX osciló entre
república, imperio y monarquía constitucional, lo cierto es
que la revolución marcó el final definitivo del feudalismo y
del absolutismo en ese país,1 y dio a luz a un nuevo
régimen donde la burguesía, apoyada en ocasiones por las
masas populares, se convirtió en la fuerza política
dominante en el país. La revolución socavó las bases del
sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores,
en la medida en que lo derrocó con un discurso e iniciativas
capaces de volverlo ilegítimo.
fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó
Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que
enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se
inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y
finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
causas
un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo
cambiante, y que, tras varios intentos de adoptar medidas destinadas a atajar la crisis política y
económica, capituló ante la violenta reacción de la nobleza;
una aristocracia (la nobleza y el alto clero) aferrada a sus privilegios feudales, que bloqueó todas las
reformas estructurales (de Machault, de Maupeou, de Turgot) que se intentaron implantar desde la
Corte;
el gran miedo y la abolicion del feudalismo
La Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose nuevos ayuntamientos que no
reconocían otra autoridad que la Asamblea Nacional Constituyente. La insurrección motivada por el
descontento popular siguió extendiéndose por toda Francia. En las áreas rurales, para protestar
contra los privilegios señoriales, se llevaron a cabo actos de quema de títulos sobre servidumbres,
derechos feudales y propiedad de tierras, y varios castillos y palacios fueron atacados. Esta
insurrección agraria se conoce como La Grande Peur (el Gran Miedo).
La noche del 4 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente, actuando detrás de los nuevos
acontecimientos, suprimió por ley las servidumbres personales (abolición del feudalismo), los
diezmos y las justicias señoriales, instaurando la igualdad ante el impuesto, ante penas y en el
acceso a cargos públicos. En cuestión de horas, los nobles y el clero perdieron sus privilegios. El curso
de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien la implantación del nuevo modelo no se hizo
efectiva hasta 1793. El rey, junto con sus seguidores militares, retrocedió al menos por el momento.
Lafayette tomó el mando de la Guardia Nacional de París y Jean-Sylvain Bailly, presidente de la
Asamblea Nacional Constituyente, fue nombrado nuevo alcalde de París. El rey visitó París el 27 de
julio y aceptó la escarapela tricolor.