Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad (Vol XVIII, p.213)
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Mind Map on Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad (Vol XVIII, p.213), created by Carlos Antonio González Gomez on 04/05/2016.
Sobre algunos mecanismos
neuróticos en los celos, la paranoia y
la homosexualidad (Vol XVIII, p.213)
Los celos se cuentan entre los estados afectivos, como el
duelo, que es lícito llamar normales.
Los tres estratos o niveles
de los celos merecen los
nombres de:
1) de competencia o
normales
lo esencial están compuestos por
el dolor
por el
objeto
de amor
que se
cree
perdido
el duelo
por la afrenta narcisista, en
la medida en que esta puede
distinguirse de las otras;
además, por sentimientos de hostilidad hacia los
rivales que han sido preferidos, y por un monto
mayor o menor de autocrítica, que quiere hacer
responsable al yo propio por la pérdida del amor
estos
celos
por mas
que los
llamemos
normales
brotan del complejo de
Edipo o del complejo de
los hermanos del primer
período sexual.
notarse
que en
muchas
personas
son
vivenciados
bisexualmente
esto es:
en el hombre, además del dolor
por la mujer amada y el odio
hacia los rivales masculinos,
adquiere eficacia de refuerzo también un
duelo por el hombre al que se ama
inconcientemente y un odio hacia la mujer
como rival frente a aquel.
2) proyectados
provienen, así en el hombre como en la mujer,
de la propia infidelidad, practicada de hecho, o
de impulsiones a la infidelidad que han caído
bajo la represión
Las costumbres
sociales han
saldado cuentas
sabiamente con
este universal
estado de cosas
En el tratamiento de uno de
estos celosos es preciso evitar
ponerle en entredicho el
material en que él se apoya;
sólo puede procurarse moverlo
a que lo aprecie de otro modo.
Los celos nacidos de una
proyección así tienen, es
cierto, un carácter casi
delirante,
pero no ofrecen
resistencia al trabajo
analítico, que descubre
las fantasías
inconcientes de la
infidelidad propia.
3) delirantes.
los delirantes en sentido estricto.
También estos provienen de
anhelos de infidelidad reprimidos,
pero los objetos de tales fantasías
son del mismo sexo.
Los celos delirantes corresponden a
una homosexualidad fermentada, y con
derecho reclaman ser situados entre las
formas clásicas de la paranoia.
En su calidad de
intento de defensa
frente a una moción
homosexual en
extremo poderosa,
podrían acotarse (en
el caso del hombre)
con esta fórmula:
«Yo no soy quien lo
ama; ella lo ama».-
Frente a un caso de delirio de
celos, habrá que estar preparado
para hallar celos de los tres
estratos, nunca del tercero
solamente.
Paranoia
Por razones conocidas, los casos de paranoia se sustraen la
mayoría de las veces de la indagación analítica
Algo nuevo, dos paranoicos
Es lícito
inferir que en
cada caso,
después de
saciada la
libido
heterosexual
dos
Tampoco ellos admiten
nada indiferente en
otro, y en su «delirio de
ilación» usan los
mínimos indicios que
les ofrecen esos otros,
extraños.
el paranoico precisamente la persona más
amada del mismo sexo deviene el perseguidor,
el sentimiento de ambivalencia, presente
de continuo, proporciona la base para el
odio, y lo refuerza el incumplimiento de los
requerimientos de amor.
paranoia
persecutoria,
segundo
caso
Lo nuevo que aprendí en
él fue que pensamientos
clásicos de persecución
pueden estar presentes
sin que se les dé crédito
ni se les atribuya valor.
Durante
el otro paciente producía en
gran número sueños de
persecución que podían
considerarse los precursores
o las formaciones sustitutivas
de las ideas delirantes de
idéntico contenido.
el componente
homosexual coexcitado se
conquistaba su expresión
en el ataque de celos.
Así, para defenderse de la
homosexualidad, la ambivalencia de
sentimientos presta al perseguido el
mismo servicio que los celos
prestaban a nuestro paciente.
que la paranoia no se
introduce en el sueño.
la comparación de los
sueños de nuestros dos
pacientes nos enseña que
nuestro planteo, a saber,
si la paranoia (u otra
psiconeurosis) puede
instilarse también en el
sueño, descansa en una
concepción incorrecta de
este.
El sueño se diferencia
del pensamiento de
vigilia en que puede
acoger contenidos (del
ámbito de lo reprimido)
cuya presentación en el
pensamiento de vigilia
no se autorizaría.
Los pensamientos
preconcientes pueden
ser los resultados de
todos aquellos
procesos patógenos en
que reconocemos la
esencia de una
neurosis.
Por tanto, un sueño
puede corresponder
sin más a una
fantasía histérica, a
una representación
obsesiva, a una idea
delirante, vale decir,
destilarse como tal
en su interpretación.
Homosexualidad.
Como marca de este proceso se establece por muchos años esta
condición de amor:
los objetos masculinos
deben tener la edad en que
se produjo en él esa
trasmudación.
diversos factores que contribuyen a este
resultado, probablemente en grados variables.
En primer lugar, la fijación a la madre, que
dificulta el pasaje a otro objeto femenino.
Después, la inclinación a la elección narcisista de objeto, que en general es más
asequible y de ejecución más fácil que el giro [Wendung] hacia el otro sexo.
Más tarde hemos llegado a conocer todavía, como poderoso motivo
para la elección homosexual de objeto, la deferencia por el padre o la
angustia frente a él, pues la renuncia a la mujer tiene el significado de
«hacerse a un lado» en la competencia con él (o con todas las personas
de sexo masculino que hacen sus veces).
Bajo los influjos de la educación, y sin duda también por la continua impotencia de estas mociones, se llegaba a su represión y a una trasmudación de
sentimientos, de suerte que los que antes eran rivales devenían ahora los primeros objetos de amor homosexual.
El proceso típico
establecido
para
incontables
casos, consiste
en que el
hombre joven,
intensamente
fijado a la
madre,
algunos años después de
la pubertad emprende
una vuelta {Wendung}
se identifica él mismo con la madre
y se pone a la busca de objetos de
amor en los que pueda
reencontrarse, para amarlos
entonces como la madre lo amó a
él.