posee dos aspectos: acumular conocimientos en áreas básicas como lenguaje, historia, ciencia,
matemática, etc.; y el segundo aspecto es dominar la forma de pensar de ciertas disciplinas; o sea,
pensar como científico o como artista, por ejemplo.
La mente sintética
es la que, ya teniendo una mente disciplinada (entrenada), es capaz de discriminar la información
importante de la que no lo es, para entretejer ideas de distintas fuentes, creando un todo coherente
que sea más que la suma de las partes y que tenga sentido.
La mente ética
se rige por principios morales, preguntándose cómo se sentiría si los demás lo observaran
comportándose como lo hace. Para desarrollar esta mente, el buen ejemplo debe empezar por el
hogar, las instituciones y otras figuras inspiradoras que modelen comportamientos positivos.
La mente respetuosa
es capaz de aceptar y acoger con agrado las diferencias de apariencia, creencias y costumbres entre
las distintas culturas, mientras éstas no representen una amenaza para el bienestar común. Quien
posee una mente respetuosa es capaz de trabajar en armonía con personas de distintas culturas.
La mente creativa
es la mente del aventurero, quien, apoyado en lo que aprendió por medio de la disciplina y en la
capacidad de síntesis, se arriesga a ir más allá de lo conocido y lo cuestiona, para crear nuevas
teorías, productos e ideas.