El tema del cambio es el tema de nuestro tiempo. La tecnología nos da más información y mejores
comunicaciones lo que nos obliga a actuar más rápidamente que antes y además nos promete
incrementar esta velocidad de los acontecimientos y por lo tanto la velocidad del cambio futuro. El
problema básico es que las personas no queremos cambiar. Preferimos enamorarnos de un slogan antes
que producir un cambio, porque el slogan, no importa cuál sea, nos permite continuar siendo y haciendo
aquello a que estamos habituados. Por de pronto un cambio empieza siempre con alguien que nos viene
a decir que lo que hacemos está mal hecho. O con un tercero que se pone a analizar lo que hacemos y
que en demasiados nos mira con cierto aire de superioridad e inclusive con alguna sonrisa de compasiva
comprensión cuando le explicamos porque hacemos eso de tal manera.
La Metodología del Cambio, se lleva a cabo a través de 7 fases:
1a. Fase: Determinación de la necesidad de efectuar cambios
Antes de que puede iniciarse el proceso del cambio fruto, de un plan, es, por regla
general, preciso transformar estas dificultades en "conocimiento" consciente del
problema real; es decir, en el deseo de efectuar el cambio y de buscar ayuda dentro
fuera del organismo. Con frecuencia, existe conciencia de los problemas y deseo
verdadero de procurar resolverlos y, sin embargo, también la acompañan oposiciones a
la idea de recibir ayuda externa. Entre las culturas y las subculturas diferentes puede
haber gran variedad de reacciones a diferentes tipos de problemas como si fuesen
"auténticos", que deban tomarse en consideración o reconocerlos ante otras personas.
2a. Fase: Implantar los vínculos referentes al cambio.
El desarrollo de una relación operante con el gestor de cambios plantea gran
número de nuevos problemas al organismo o empresa del cliente. Existe, por
ejemplo, el problema de notificar la necesidad de ayudar de una manera tal
que el gestor potencial pueda entenderlo y aceptarlo; y de que esté de
acuerdo en que el trabajo es compatible con su tipo de ayuda. Una de las
características cruciales de esta segunda fase, es la forma en que el organismo
empieza por primera vez a pensar en el gestor del cambio. Las primeras
impresiones
3a. Fase: Diagnóstico del problema en el organismo.
Una importante tarea que es preciso desempeñar en el organismo del cliente, es colaborar con el
gestor de los cambios para formular el diagnóstico de la índole de las dificultades. En primer lugar,
el gestor necesita información. ¿Cómo se obtendrá? quizá sólo se trate de hacer que el sistema
esté asequible a pruebas. Durante esta fase, el organismo lucha con la interpretación mutable y
vasta del asunto de que se trate. Al recopilarse y analizarse los datos, el problema que a primera
vista parecía sencillo, probablemente tome el aspecto de una dificultad intrincada y polifacética.
4a. Fase: Determinación de metas y propósitos
Esta es la etapa en la que el organismo del cliente convierte su comprensión del diagnóstico, en ideas
de los medios para actuar y en propósitos definidos para efectuar los cambios en forma concreta. La
inquietud en el organismo cliente acerca del fracaso al intentar nuevas normas de conducta. o nuevos
procedimientos técnicos contribuye un obstáculo para el cambio. A menudo, esas inquietudes pueden
moderarse aportando medios para que el cliente ensaye las innovaciones antes de que se adopten en
forma permanente. Si se brinda al organismo la oportunidad de explorar las consecuencias de un
nuevo concepto funcional, algo de lo que se desconoce se disipará y el cliente adquiere confianza en su
aptitud para hacer lo que se espera de él. Desgraciadamente se rompen demasiadas relaciones en los
cambios, antes de llegar a esta fase; y a menudo el organismo se queda solo, lidiando con los
diagnósticos y las recomendaciones que le fueron presentadas por el gestor del cambio.
5a. Fase: Transformación de los propósitos en actuación para el cambio.
El éxito real o el fracaso de cualquier gestión de cambio, por lo que se refiere al organismo, se
determina por el grado en que su ineficacia original se aminora y se recupera la eficiencia
funcional. Esto significa que el éxito se mide por la manera en que los planes se transforman en
realidades positivas. El trabajo activo para efectuar el cambio es la clave de todo el proceso para
lograrlo. Durante esta fase el organismo se enfrenta a numerosos problemas críticos. Uno de los
más comunes es el de lograr el apoyo del gestor del cambio mientras se hallan en sus principios
los trabajos para efectuarlo. Otro problema es la conquista de las operaciones para realizar el
cambio de diversas subsecciones del organismo o de los organismos adyacentes. También puede
resultar difícil obtener retrocomunicación adecuada acerca de las consecuencias de gestiones del
cambio.
6a. Fase: Generalización y estabilización del cambio.
Una de las cuestiones importantes acerca del trámite del cambio es que, cuando se logren, siga
constituyendo una característica estable y permanente del organismo. Con demasiada frecuencia
al cambio que ha sido fruto de un esfuerzo afanoso, tiende a desaparecer después de que este
cesa; y el organismo que quería el cambio, regresa en vez de sostenerlo, a sus formas antiguas. Un
factor crucial de la estabilización del cambio es que se extienda o no a los sistemas contiguos o
subsectores del organismo del cliente. Sin embargo, por regla general se necesitan tipos más
directos de valoración positiva y de apreciación. Si una empresa industrial ha cambiado sus
normas relativas al personal, o sus procedimientos de comunicación entre departamentos,
generalmente desea saber si estos cambios han afectado realmente a la eficiencia o la
productividad del personal. En otras palabras, la confirmación debe venir en forma de datos
objetivamente significados. En los grandes organismos sociales esas v
7a. Fase: Realizaciones finales.
Existe una gran variedad de ajustes finales entre los organismos y los gestores de cambios. Ya hemos
señalado que las relaciones relativas a las que pueden llegar en una fase tan tempranera como lo es
la tercera de las series. Los problemas que se plantean al terminar las relaciones dependen a
menudo del punto en la serie consecutiva en que se dan por terminada.