Habilidades cognitivas encubiertas y autodirigidas internamente al servicio de una meta.
Anatómicamente, los estudios por neuroimagen las ubican en el lóbulo prefrontal. Dirigen
nuestra conducta (autorregulación) y nuestra actividad cognitiva y emocional. Utilizando un
símil, podríamos decir que son el cerebro del cerebro o, como diría Goldberg (2004), el director
de la orquesta que dirige y supervisa al resto del cerebro.
El ser humano, , dispone de estas habilidades cognitivas para resolver
situaciones complejas, novedosas o no familiares, cuando las conductas
habituales no nos resultan útiles o apropiadas y no sabemos exactamente
qué hacer y cómo hacer para lograr nuestro propósito. Es entonces,
cuando las funciones ejecutivas actúan y nos ayudan a elegir y planificar la
conducta más adecuada.
El lóbulo frontal es responsable de las llamadas funciones ejecutivas.
Suponen unas de las funciones de mayor complejidad en cuanto a su
definición se refiere. Suponen la capacidad organizativa, de planificación,
razonamiento abstracto, solución de problemas, entre otras.
Capacidad de concentración,
planificación y secuenciación de
acciones de forma concreta (Zalla et al.
2003).
Replantear las situaciones, flexibilidad mental
de acuerdo al desarrollo de los planes(Hornak
et al. 2004).
-Capacidad de anticipación respecto al
futuro inmediato y visualizar las
consecuencias de nuestros actos (Gilbert et
al. 2004).
Valorar la viabilidad de emprender acciones desde
distintos puntos de vista, tanto económico, como social
o moral (Moll et al. 2002)
Solución de problemas.
-La capacidad para pensar
acciones alternativas y
visualizar las posibilidades
de éxito(Gomez et al. 2005).
NOS AYUDAN A:
Planificar y elegir las
estrategias necesarias para
la consecución del objetivo.
Establecer el objetivo
que deseamos.
Resistir la interferencia del medio,
evitando las distracciones por
estímulos de poca relevancia.
Cambiar los planes
para rectificar los
fallos.
Supervisar si se está haciendo bien o
no y tomar conciencia de los errores.
Organizar y
administrar las
tareas.
Controlar el tiempo y
alcanzar la meta en el
tiempo previsto.
Seleccionar las
conductas necesarias
Inhibir las
conductas
automáticas.
Prever las
consecuencias y otras
situaciones inesperadas.
Ser capaces de iniciar,
desarrollar y finalizar las
acciones necesarias.