El Espíritu Santo es la tercera persona de la
Santísima Trinidad, que procede del Padre y
del Hijo.
Quienes lo enviaron al mundo para
vivificar y santificar a los hombres.
Jesucristo prometió a los apóstoles que les enviaría el
Espíritu Santo, el cual les recordaría y les ayudaría a
entender todo lo que El le había dicho
El Espíritu Santo nos santifica por
medio de la gracia, de las virtudes y
de sus dones.
El día de Pentecostés estaban todos los Apóstoles reunidos en un mismo lugar, y
de repente se produjo un ruido del cielo, como de un viento impetuoso que llenó
toda la casa donde residían. Aparecieron lenguas de fuego como divididas que se
posaron sobre cada uno de ello
Las lenguas de fuego indicaban que el Espíritu Santo
venía a santificarnos por medio de la luz de la
verdad y el calor del amor.
La acción del Espíritu Santo en los
Apóstoles los hizo fuertes,
audaces y santos para anunciar el
Evangelio con fidelidad a todo el
mundo.
Los dones del Espíritu Santo son
disposiciones permanentes, infundidas
por Dios, que hacen al hombre dócil, para
seguir los impulsos del Espíritu Santo.