A la ética le interesa una libertad en sentido más estricto y que sólo se da en el ámbito humano, nos referimos a la libertad de actuar que implica un espacio de alternativas y una capacidad de elegir. Por medio de la libertad, en sentido estricto y humano, el hombre se traza metas en su vida (configura su propio proyecto de vida) y pone en juego esfuerzos para alcanzarlas. La libertad es, así, la capacidad de querer algo, de obrar consciente y voluntariamente. Surge cuando el ser humano comienza a actuar de manera consciente y toma decisiones por sí mismo (autónomamente).
Igualdad.
El término “igualdad” proviene del latín aequalitas, que se refiere a la correspondencia y proporción resultante de diversas partes que integran un todo uniforme. Nos remite a establecer la conformidad de algo con otra cosa en su forma, cantidad, calidad o naturaleza.
Prudencia.
La prudencia nos permite deliberar acertadamente respecto de todas aquellas decisiones provechosas; calcula certeramente la consecución de lo mejor y de lo que más convenga, tomando en cuenta todas las circunstancias o medios que rodean al hecho sobre el cual vamos a deliberar.
Justicia.
Este tipo de justicia llamada distributiva permite dar a cada sujeto los bienes que le corresponden según su propio mérito. Dicho en otras palabras, consiste en la proporción entre lo que alguien recibe o adquiere con lo que merece. Solamente cuando existe esta proporcionalidad se da la justicia, que en este caso podríamos llamar una justicia con equidad.