Equidad, diversidad,
interculturalidad: las rupturas
necesarias
Sylvia Schmelkes
La educación ha jugado un
importante papel en forjar y definir
lo que somos. También se ha
convertido en un reflejo de las
desigualdades e injusticias sociales,
y por ello mismo forma parte del
conjunto de los actuales problemas.
Paradójicamente, es desigual y
homogeneizadora a la vez. Solo
con una proporción de sus
beneficiarios ha logrado
resultados de aprendizaje
relevantes para la vida
económica, cívica y política de
sociedades crecientemente
complejas.
Es necesario comenzar por definir
el país que queremos, para a partir
de ello identificar la educación que
necesitamos.
Necesitamos una sociedad que
forje seres humanos socialmente
responsables y solidarios,
intolerantes a la injusticia,
creativos y transformadores.
La EquIdad EducatIva
Nuestras sociedades han producido una
educación profundamente desigual. Los más
pobres y quienes proceden de grupos
culturales distintos a los de la cultura
dominante acceden menos a la escuela,
permanecen en ella menos tiempo, transitan
por ella de manera más atropellada, aprenden
menos cuando están en ella y lo que aprenden
les sirve menos para su vida actual y futura.
. La educación en nuestros países ha llegado más
tarde a las zonas más pobres y culturalmente más
distantes de la cultura dominante
La dIvErSIdad cuLturaL y La EducacIón IntErcuLturaL
Así las cosas, la escuela del
siglo xx en los países con
población indígena en
América Latina ha sido una
de las causas principales de
la pérdida de lenguas y
culturas y, por tanto, de
nuestra rica diversidad
cultural.