Proceso por el
cual una
persona asume
el código de
conducta y de
valores de una
subcultura
carcelaria
Implicitamente supone una serie
de comportamientos
No delación
Reacción fría
No "explotar" a los internos
Dureza personal
Hostilidad y desprecio hacia el
funcionario
Enfrentamiento entre
interno y funcionario
será tomado como
agresión a todos los
reclusos
Delicuencia penitenciaria
Si no se ha vivido en la corrupción
y la delincuencia, la carcel fomenta
este tipo de comportamiento
Reincidencia
Prisionero corre el riesgo de
re-incidir una vez ha obtenido la
libertad
Efectos psicológicos
Ansiedad
Control de los niveles que se
dan desde el ingreso y la
estadía
Manejo del sentimiento de culpabilidad
Efectos psicológiccos de reincidencia
Despersonalización
Pérdida de la individualidad
Conflictos de personalidad
Autoestima
La reclusión afecta la autoestima
La inmersión en el mundo delictivo no lleva consigo
aparejada la pérdida de la propia identidad, ni el
bienestar, ni la satisfacción personal.
Se puede encontrar satisfacción personal en la práctica
delictiva, en la consecución de dichos objetivos y, en
consecuencia, se puede ser delincuente como una
opción personal libre y sentirse satisfecho de la
capacidad de actuación y de resolución de los
problemas inherentes a dicha conducta.
Pérdida de intimidad
Desde el punto de vista emocional, las
consecuencias negativas de la convivencia
forzada superan en gravedad a las que
provoca el aislamiento.
Toda persona necesita para su
desarrollo personal equilibrado
momentos íntimos en los que se pueda
dedicar a sí mismo.
Falta de control sobre la vida propia
La absoluta normativización a la que la persona se ve
abocada y la total dependencia externa provoca, en
primer término, un cierto abandono respecto a su
capacidad de decisión.
Ausencia de expectativas
Cualquier opción personal, por mínima que ésta
sea, que se le ofrece al recluso está tamizada,
mediatizada por su conexión con ese objeto
maximalista que todo lo llena. Existen
comportamientos, actividades, momentos,
situaciones espontáneas inherentes a la existencia
y a la convivencia; absolutamente todas estas
manifestaciones palidecen o simplemente dejan de
existir en la mente del recluso ante la mención de la
vida en libertad.