Con estos mimbres se traza un retrato irreverente y liviano del fenómeno de la inmigración que ha
convencido a 300 000 franceses para comprarlo y alzarlo como fenómeno editorial de la temporada.
Los malos inmigrantes son los que nadie quiere. Donde no se quieren ellos mismos
incapaces de regresar fracasados a su país de origen.
Sus protagonistas se dan de bruces con las fronteras, pero este año
cruzarán con él las de 36 países.