Los cánones o tablas de valores que existían a partir de ciertos consensos estéticos han sido derribados.
Todo vale y nada vale
Sus afirmaciones reflejan una fatiga y
hartazgo general por lo posmoderno y
el arte actual carente de emoción, tan
alejado del público y que sólo se
sostiene en el mercado de museos
públicos manejado por una élite de
curadores que son más importantes
que los artistas mismos o en un
mercado tan reducido como la bolsa
de valores