La postmodernidad de la filosofía de la tecnología Una pregunta parece permanecer en las diferentes
perspectivas que hemos venido revisando: ¿podemos predecir, incidir y orientar la evolución de las
tecnologías? O, en palabras de Bernard Stiegler (1998) ¿Es posible tener algún ‘poder’ sobre el poder de las
tecnologías? Si bien esta pregunta no es nueva, sí pone en tela de juicio, o por lo menos señala el carácter
problemático de la división que ha hecho la filosofía entre técnica y epistemología
De la racionalidad instrumental y el determinismo tecnológico Podemos decir que el estudio filosófico del
fenómeno tecnológico se ha caracterizado por una actitud de sospecha –un estado de alerta- acerca de la
propia racionalidad de la técnica: si bien las decisiones tecnológicas concretas son racionales, puede ocurrir
que la práctica misma de la tecnología no lo sea. Esta sospecha sostiene la tesis de que la aparente
extensión de la racionalidad instrumental, optimizadora y cuantitativa, ocultaría una paralela extensión de
la incapacidad para hacernos cargo de nuestro destino, bien a causa de que haya amplificado y al mismo
tiempo ocultado las relaciones de poder, o bien a causa de que nos haya cegado filosóficamente hasta
hacernos incapaces de pensar nuestro puesto en el mundo.
Además de su impotencia práctica, este escepticismo y fatalismo se basa, en muchos casos, en afirmaciones
confusas y generales sobre la racionalidad tecnológica que impiden analizar con detalle los sistemas
tecnológicos. Esta situación nos pone en desventaja para hacer propuestas de cómo decidir
democráticamente las estrategias tecnológicas más adecuadas. Esta visión del instrumentalismo y
racionalismo tecnológico ha sido, en cierto modo, superada hoy por los desarrollos de la teoría
constructivista del conocimiento y en particular, por la sociología que propugna la «construcción social del
conocimiento».
A partir de los años ochenta y noventa, han surgido dos nuevas aproximaciones al estudio del conocimiento
científico: la reflexividad y la simetría. La orientación reflexiva parte del análisis del discurso científico,
mediante el examen de los textos científicos y otras prácticas de representación (gráficos, diagramas,
fotografías, programas de ordenador), e intenta desvelar los mecanismos retóricos a los que recurren sus
autores para transformar sus intereses en conocimiento, (esta tendencia se ha ido convirtiendo en
deconstructivista y relativista).