LOS RASGOS FUNDAMENTALES DE LA
DUDA METÓDICA CARTESIANA
La duda metódica
El objetivo es encontrar verdades sobre las cuales no sea posible dudar en absoluto, es resultado de la aplicación del primer precepto del método;
no admitir jamás ninguna cosa que no se me presente como evidente. Esta duda, no debe ser considerada como real, sino como un instrumento
metódico para alcanzar su objetivo, la evidencia sobre la que no exista ninguna posibilidad de duda, por ello, encontrar una verdad puede ser el
punto de partida del edificio del conocimiento. Tres serán los motivos de duda aducidos por Descartes y que escalonadamente alcanzan la máxima
racionalidad.
Duda sobre la fiabilidad de los sentidos o sobre el mundo sensible
Nuestros sentidos se ponen en contacto con el mundo material y nos proporcionan conocimiento
de cosas que solemos aceptar como verdadero. Pero a veces los sentidos nos engañan. Las
ilusionen o alucinaciones perceptivas nos hacen percibir como verdaderas o existentes realidades
que no lo son. Las experiencias del engaño llevan a concluir que el conocimiento proporcionado
por los sentidos es, como mucho, probable y no es absolutamente verdadero, por lo que si no
quiere construir sobre cimientos que le puedan fallar, debe partir de una verdad indudable.
La dificultad de distinguir la vigilia del sueño
A veces tenemos dificultad para distinguir el sueño de la vigilia. Tenemos sueños tan vivos que los sentimos como reales y sólo al despertar
descubrimos que eran sueño. Esto nos permite pensar que podemos estar dormidos y que las percepciones sobre nuestro propio cuerpo. Este
segundo motivo de duda llega mucho más lejos, ya que no sólo debemos dudar de que las cosas sean como las vemos, sino de la misma
existencia de las propias cosas.
La hipótesis del Genio Maligno
La duda aplicada metódicamente nos ha llevado a dudar del conocimiento proporcionado por los sentidos. En un paso más radical, nos ha
llevado a dudar de la existencia de las cosas y del mundo. Descartes añade duda hiperbólica este tercer paso es de extrema radicalidad, es una
hipótesis improbable. Lo realmente importante de este tercer momento de duda es que afecta a las verdades matemáticas mismas. Verdades
que son consideradas como evidentes, aunque no resisten la duda generada por la hipótesis del genio maligno.