El marxismo por si mismo puede reconocerse como una filosofía política y una sociología, en particular hasta el punto que intenta quedarse científico, sistemático y objetivo en vez de puramente normativo y preceptivo. La sociología marxista puede definirse como "una forma de la teoría del conflicto asociado con... el objetivo de marxismo de desarrollar una ciencia positiva empírica de la sociedad capitalista como parte de la movilización de una clase obrera."
Llega a convertirse en corriente hegemónica en el plano universitario.
La economía política surge como
expresión, en el plano de la
conciencia social, de los complejos
problemas de producción y
distribución de la riqueza.
Siendo un producto del capitalismo, que sólo cristaliza como
ciencia cuando éste alcanza su pleno desarrollo, la economía
política no espera la maduración de las condiciones de
producción que le son propias para aparecer.
En efecto, lo social es para el marxismo una dimensión de análisis, el
plano de la sociedad en que se manifiesta lo que constituye para él un
tema permanente de preocupación: la lucha de clases.
La clase es la categoría sociológica por excelencia del marxismo y la lucha de
clases su objeto de estudio.
Dentro del campo de la teoría sociológica, la sociología marxista, reconocida como uno de las
paradigmas sociológicas más importantes, es asociada con el conflicto y la teoría crítica.
La economía es la base de la sociedad, aunque la sociedad sea
mucho más que la economía; en su instancia más elevada, es política
e ideología.
En resumen, lo que se llama hoy “sociología marxista” no se puede
confundir bajo ningún pretexto con la sociología burguesa