La mortalidad en pacientes con VIH varía de 20% a 70%; los factores de
mal pronóstico incluyen conteos plaquetarios menores a 100 000/mm3,
anemia, fungemia, elevación de aspartato aminotransferasas (AST),
uremia, falla renal aguda e insuficiencia respiratoria.
Familia
Ajellomycetaceae
Prevención
En pacientes con infección por VIH, se recomienda rehuir
la exposición a lugares presumiblemente con altos
contenidos de esporas de Histoplasma, como sitios con
excremento de aves o cavernas. Es importante fumigar
sitios cerrados, como gallineros, casas abandonadas y
minas.
Modos de transmisión
La enfermedad se adquiere al inhalar
el hongo en su etapa de espora.
Ubicación
En áreas contaminadas, el uso de mascarillas y aspersión
de formol al 3%; evitación de lotes de tierra con
excremento de murciélagos o aves; y, de preferencia,
trabajar en tierras humedecidas, a fin de prevenir la
dispersión de las esporas.
Tratamiento
El tratamiento debe individualizarse; en un huésped normal es
innecesario. En formas benignas, se usan reposo y medidas
generales; y, en presentaciones localizadas granulomatosas o con
cavitación, tratamiento quirúrgico y anfotericina B.
Manifestaciones Clínicas
El periodo de incubación dura de 5 a 18 días. La forma
subclínica ocurre en 95% de los infectados y no genera
síntomas específicos. La modalidad sintomática suele
presentarse sobre todo en menores de 10 años de edad y en
mayores de 60; genera manifestaciones como resfriado
común, fiebre ocasional, tos productiva, dolor pleural, cefalea,
disnea y disfonía.
Infección
Se calcula que hay 7 millones de infectados,
y que del 31% al 41% de la población
general tiene infección asintomática.
Diagnóstico
El cultivo: Es el criterio diagnóstico absoluto (figura
17–7), pero debe realizarse en tubos con tapón de
seguridad (V. Medidas de seguridad, cap. 5). Previo
aseo bucal, se obtiene el primer esputo de la
mañana, o material de lavado gástrico, pus, orina,
sangre o aspirado de médula ósea.