En general son los mismos para todos
los opiodes. Varían en su intensidad:
sedación, somnolencia, letargo,
náuseas, vómito. Con el uso
prolongado pueden presentarse
hipogonadismo, disminución de la
líbido y alteraciones en los caracteres
sexuales.
Tolerancia: se da con el uso continuado y es
reversible con el desuso del fármaco. Puede ser
aguda y su exposición crónica puede causar que
activa los receptores NMDA del glutamato y
ocasiona hiperalgesia.
Dependencia: puede darse en forma rápida con
el uso de narcóticos potentes, pero es más
frecuente con el uso crónico. Síndrome de
abstinencia severo presente cuando se
suspenden estos medicamentos y sus
manifestaciones conllevan una combinación de
los efectos adversos mencionados.
Intoxicación aguda: estupor, miosis y depresión respiratoria y junto a
estos síntomas pueden sobrevenir síntomas de falla sistémica. con
meperidina, pentazocina y otros excitatorios se producen síntomas
del mismo carácter. Su tratamiento es con antagonistas de naloxona
IV y mantener la vía aérea.
Respiratorios:
Depresión respiratoria,
broncoespasmo, disnea y
rigidez torácica
Gastrointestinales: constipación,
dolor pancreatobiliar, aumento
sérico de la lipasa y amilasa
pancréaticas mayores con morfina
que con meperidina o agonistas
débiles.
Cardiovasculares: Hipotensión
(ortostática) y bradicardia. Con
metadona se ha descrito
prolongación del QT y arritmias
ventriculares.
Neurológicos: Delirium,
disforia, euforia y alucinaciones
(dependen de las exposiciones
previas, dosis y medicamento)