Los líquidos, tienen volumen
constante. En los líquidos las
partículas están unidas por unas
fuerzas de atracción menores que en
los sólidos, por esta razón las
partículas de un líquido pueden
trasladarse con libertad. El número
de partículas por unidad de volumen
es muy alto, por ello son muy
frecuentes las colisiones y fricciones
entre ellas. Así se explica que los
líquidos no tengan forma fija y
adopten la forma del recipiente que
los contiene. También se explican
propiedades como la fluidez o la
viscosidad. En los líquidos el
movimiento es desordenado, pero
existen asociaciones de varias
partículas que, como si fueran una, se
mueven al unísono. Al aumentar la
temperatura aumenta la movilidad
de las partículas (su energía)
Estado sólido
Los sólidos se caracterizan por
tener forma y volumen constantes.
Esto se debe a que las partículas
que los forman están unidas por
unas fuerzas de atracción grandes
de modo que ocupan posiciones
casi fijas. En el estado sólido las
partículas solamente pueden
moverse vibrando u oscilando
alrededor de posiciones fijas, pero
no pueden moverse trasladándose
libremente a lo largo del sólido. Las
partículas en el estado sólido
propiamente dicho, se disponen de
forma ordenada, con una
regularidad espacial geométrica,
que da lugar a diversas estructuras
cristalinas. Al aumentar la
temperatura aumenta la vibración
de las partículas.
Estado gaseoso
Los gases, igual que los líquidos,
no tienen forma fija pero, a
diferencia de éstos, su volumen
tampoco es fijo. También son
fluidos, como los líquidos. En los
gases, las fuerzas que mantienen
unidas las partículas son muy
pequeñas. En un gas el número de
partículas por unidad de volumen
es también muy pequeño. Las
partículas se mueven de forma
desordenada, con choques entre
ellas y con las paredes del
recipiente que los contiene. Esto
explica las propiedades de
expansibilidad y compresibilidad
que presentan los gases: sus
partículas se mueven libremente,
de modo que ocupan todo el
espacio disponible. La
compresibilidad tiene un límite, si
se reduce mucho el volumen en que
se encuentra confinado un gas éste
pasará a estado líquido. Al
aumentar la temperatura las
partículas se mueven más deprisa y
chocan con más energía contra las
paredes del recipiente, por lo que
aumenta la presión.