La didáctica de la literatura infantil y
los ambientes para imaginar.
a) Deleite y gozo
La literatura educa al mismo tiempo que
entretiene.
Al crear espacios en el aula de clase para la
literatura, se abren puertas a la creatividad, al
poder creador de la palabra y de lo imaginario,
llevando a los niños a descubrir el deleite
El juego se aprecia en los planteamientos de
Huizinga (2016), quien ve en la poesía una
función lúdica. "La poesía nace del juego y con
el juego" (p. 144).
Este autor presenta algunas
características comunes entre la
poesía y el juego. Así tenemos:
a) Son acciones desarrolladas
dentro de ciertos límites de
tiempo, espacio y sentido, en un
orden visible.
b) Operan con reglas libremente aceptadas
y fuera de la esfera de la utilidad o de la
necesidad material.
c) El estado de ánimo es el
arrebato y el entusiasmo.
d) La acción se acompaña de sentimientos de
elevación y de tensión y conduce a la alegría y al
abandono.
La literatura para niños constituye un medio poderoso
para la transmisión de la cultura, la integración de las
áreas del saber (historia, música, arte, psicología,
sociología, etc.), el enriquecimiento de los universos
conceptuales y la formación en valores.
b) Refuerzo a la narrativa
Como forma de pensa¬miento, contar cuentos es
tan antiguo como la historia de la humanidad y
tan nuevo como el hecho acontecido esta
mañana.
En los niños, la narración es la forma típica de
pensamiento que puede observarse en las
diferentes situaciones de sus vidas.
La narración en el libro ofrece una reafirmación de
la historia personal que el niño se ha contado a sí
mismo y que podemos asociar a lo que Vigotsky
(1982) describe como lenguaje interior.
c) Desarrollo de la imaginación
La literatura desarrolla la imaginación y la curiosidad de
los niños ayudándoles a apreciar a la naturaleza, a la
gente y a las experiencias a través de formas no
consideradas por ellos
Lo imaginario se define por el grado de
transposición de la realidad y se opone a lo
referencial. Se parte de lo real, pero no es una
copia, es una imaginación activa. (Rodríguez,
1991)
En este sentido, la poesía es un poderoso
instrumento para estimular la imaginación, al
dotarle al lenguaje de otra dimensión que solo la
de la comunicación utilitaria.
Este género literario permite tener sobre lo real un
poder de transformación, de modificación, de
prospección y de creación. De ahí que cultivar la
imaginación es enriquecer la capacidad de conocer
y de crear.