Regulados por: El hipotálamo, región nuclear del cerebro que forma parte del
diencéfalo, y se sitúa por debajo del tálamo. Región del cerebro más importante para
la coordinación de conductas esenciales, vinculadas al mantenimiento de la especie.
Regula la liberación de hormonas de la hipófisis, mantiene la temperatura corporal, y
organiza conductas, como la alimentación, ingesta de líquidos, apareamiento y
agresión. Es el regulador central de las funciones viscerales autónomas y endocrinas.
Orexígena (hambre): Escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria
generalizada o apetito y deseo de comer algo.
Controlada por el hipotálamo lateral
Cuando cae el nivel de azúcar en sangre, los receptores
glucoestáticos envían un mensaje a esta parte del
hipotálamo
Glucosa: Monosacárido con fórmula molecular C6H12O6. Es una hexosa,
aldosa). Es una forma de azúcar que se encuentra libre en las frutas y en la miel.
Su rendimiento energético es de 3,75 kilocalorías por cada gramo en
condiciones estándar.
Niveles de glucosa normales (En una persona que
no padece diabetes): Ayunas (sin consumir
alimento): De 70 a 100 mg/dL. Dos horas después
de comer: Menos de 140 mg/dL.
La insulina regula, junto con el
glucagón, los niveles de glucosa en
sangre
Cuando comemos, el nivel de
glucosa en sangre sube y el
páncreas segrega insulina
Una pequeña parte de esta glucosa es llevada al músculo y queda almacenada en forma de
glucógeno; otra parte, queda almacenada en el hígado también en forma de glucógeno; el resto, que
no se consume, es llevado a los adipocitos donde se acumula en forma de grasa.
Cuando se produce un desequilibrio el
cerebro actua para equlibrar
Esto hace que ciertas neuronas se activen en armonía, creando así la sensación de hambre. Las
hormonas del hambre y el apetito actúan en el cerebro. Para ello recorren el flujo sanguíneo
hasta el hipotálamo, donde desencadenan impulsos nerviosos que producen la sensación
consciente de hambre y saciedad.
Cuando el estómago está vacío, las células de las paredes liberan una señal de hambre a la
sangre denominada grelina que, al llegar al cerebro, actúa en el centro que controla la
saciedad y desencadena el deseo de comer.
Después de comer, la insulina del páncreas inhibe el apetito y, a la vez
estimula las células para que absorban el azúcar digerido de la sangre.
Cuando los alimentos ingeridos llegan al intestino delgado, las células
segregan PYY, y Colecistokinina, otra hormona que reduce las ganas de comer.
Después, cuando la cantidad de grasas almacenadas aumenta,
las células adiposas (adipocitos) liberan la hormona supresora
del apetito, la leptina.
Leptina. Es producida por las células grasas y es la
encargada del balance energético a medio y largo plazo.
Cuando aumenta la grasa, los adipocitos (células grasas)
segregan leptina que llega al hipotálamo (NAC), se unen a
los receptores correspondientes y dan señales de
saciedad y de inhibición del apetito, además de aumentar
el gasto energético (orden de quemar más grasa).
Existe un aumento de los neutrotrasmisores serotonina y
dopamina
Serotonina, neurotransmisor relacionado con la
sensación de bienestar, equilibrio, control y
estabilidad. Su déficit se ha asociado a la necesidad
de comer, sobre todo dulces. Son los famosos
atracones.
Dopamina, neurotransmisor asociado a la
motivación. Relacionado con los circuitos de
recompensa: el placer y las adicciones.
Péptido YY: Disminuye el hambre. Es secretado por el intestino, en respuesta a la ingesta. Cuando se
comen hidratos de carbono de índice glucémico muy alto, éstos se absorben en el primer tramo del
intestino, con lo que este efecto saciedad no se produce, haciendo que comamos más.
Colecistokinina (CCK): Poducida en el intenstino delgado,
específicamente en el duodeno y el yeyuno por las
células I Produce saciedad. Es liberada en respuesta a la
presencia de alimentos, sobre todo grasos.
Grelina: Gran estimulante del apetito. Es secretada por el
estómago antes de las comidas, pasa a la circulación sanguínea,
llega al hipotálamo donde estimula el NPY (neuropéptido Y)
estimulado el apetito; el NPY, a su vez, inhibe la actividad del
POMC (centro de saciedad) reforzando el estímulo hambre.
El daño en esta zona del hipotálamo puede
provocar la pérdida del apetito y, por tanto,
una menor ingesta de comida
Anorexígena (saciedad): Percepción que tiene el cuerpo humano de no tener
necesidad inmediata de ingesta de alimentos. Respuesta homeostática del
organismo, dirigida a restablecer el equilibrio en cuanto la demanda de
nutrientes queda satisfecha.
Controlada por el hipotálamo
ventromedial, denominado como centro
de la saciedad
El daño en esta zona del hipotálamo provoca una
ingesta desmedida de alimento (hiperfagia) y por
lo tanto obesidad
En el control de hambre y saciedad influyen factores externos e internos como; señales bioquímicas, la manera que percibes la comida (visión),
el olfato, el nivel de glucosa en sangre, el índice metabólico, las hormonas ghrelina, noradrenalina, serotonina, melanina, tiroideas y la
contracción rítmica gástrica.