No utilizarás las palabras en vano

En este capítulo de La palabra al desnudo se nos hace reflexionar en el envilecimiento al que como sociedad sometemos a las palabras por diversos motivos. En el primer subtítulo, una riqueza desperdiciada, se exponen cifras negativamente interesantes, se afirma que la persona hablante de español promedio utiliza unas 1000 palabras diferentes a lo largo del día, de las 283000 registradas en el diccionario de la RAE, siendo aún más alarmante el hecho de que hay jóvenes que alcanzan las 250 palabras diarias. Se hace evidente pues el desaprovecho de decenas de miles de palabras que añaden valor a la comunicación.El siguiente párrafo denota las consecuencias del descuido de la palabra, entre ellas el relativismo, la falta de compromiso, desprecio por la certeza y valores esenciales, abandono de la espiritualidad y ética. Todo esto es fruto del descuido de la palabra fomentado por la postmodernidad, cierta es la frase “palabra ausente, pensamiento débil”.Luego se presenta a la innecesaria complicación del léxico con fines ostentosos y presuntuosos como la antagonista de la comunicación, ésta contraproducentemente tornando en inaccesibles los significados correctos de las palabras. Se afirma que la sencillez comunica, que es mejor extraer el significado de las palabras y comunicarlo de la manera más pura posible.Esta incomunicación puede sin embargo ser intencional. La lengua sufre con este negligente y vil utilización, esta manera de ocultar la verdad mediante términos de vago significado, engañosos, obstaculizantes. Estas jergas utilizadas por economistas, políticos, militares, etcétera, oscurecen al lenguaje, y como se mencionó hay consecuencias.En el último párrafo se utiliza a Tweeter para demostrar la tendencia moderna de desvalorización por las palabras de nuestros tiempos, y ya que nuestros pensamientos son palabras nuestro pensamiento es debilitado como resultante. Frente a lo que el subtítulo llama una ”anorexia del pensamiento” debemos regresar a darle valor a las palabras, no debemos permitir que el soporte digital las transforme en algo efímero, de nosotros depende el revertir este desalentador panorama. -Joaquín Pipinich