Created by MARTIN ROMELLON JIMENEZ
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SESGO COGNITIVO.
Tipos de sesgos cognitivos y cómo evitarlos
1. Sesgo cognitivo de efecto de Arrastre.
Este sesgo consiste en hacer o creer algo porque muchas personas lo hacen. La probabilidad de que una persona adopte una creencia o conducta aumenta en función del número de personas que la sostengan. Las personas tendemos a seguir a la multitud, sin pensar en si, realmente, aquello que estamos haciendo tiene sentido o no.
Sin embargo, el que algo lo haga mucha gente, no tiene por qué ser bueno. Mucha gente también se puede equivocar, como demuestran los mitos tan extendidos acerca del cerebro, como que sólo usamos el 10% del cerebro o el de los hemisferios cerebrales.
2. Sesgo cognitivo de confirmación.
Es la tendencia a buscar e interpretar la información que nos llega de forma que confirme nuestras creencias y, de forma paralela, ignorar o darle menos importancia a la información que las contradice. Por ejemplo, si yo creo que tomar leche es malo le daré más importancia a los argumentos, investigaciones y noticias que digan que la leche es perjudicial y le restaré importancia a los que digan que la leche es beneficiosa. Incluso, si tomo leche y luego tengo molestias intestinales es más fácil que lo atribuya a la ingesta leche que a las legumbres que tomé a medio día.
3. Sesgo cognitivo de error fundamental de atribución.
El error fundamental de atribución consiste en dar explicaciones externas a nuestros errores e internas a nuestros éxitos. Por el contrario daremos explicaciones internas a los errores de los demás y externas a sus éxitos. Por ejemplo, si nuestro equipo favorito gana pensaremos “somos los más rápidos, tenemos a los mejores jugadores”. Si gana nuestro equipo rival pensaremos “el árbitro está comprado”.
Cuando cometemos un error tendemos a darle una explicación externa a nosotros, por ejemplo, si llegamos tarde pensaremos: “había mucho tráfico”, “me han entretenido”. Si por el contrario llega tarde nuestro compañero, pensaremos “es un impuntual”, “se ha quedado dormido”.
Este error nos ayuda a proteger nuestra autoestima, sin embargo, no deja de ser un pensamiento erróneo.
4. Sesgo cognitivo retrospectivo.
Seguro que alguna vez, después de que sucediera algo, has pensado “Si es que lo sabía”. Y realmente nos creemos que sabíamos que iba a ocurrir.
5. Sesgo cognitivo de anclaje.
Es la tendencia de los seres humanos en “anclarlos” o centrarnos en la primera pieza de información que recibimos para luego hacer juicios o tomar decisiones. Diferentes puntos de anclaje van a dar resultados diferentes. Incluso si estos valores iniciales son aleatorios. Por ejemplo, imagina que vas a comprar un coche y al primer sitio que vas te piden 50.000 euros. Sabes que es una cifra demasiado alta, pero a los sitios que vayas después, aunque la reducción del precio sea mínima, comparándola con la primera, lo verás más razonable (aunque siga sin serlo).
Y esto no solo se aplica al ámbito financiero. Un médico puede anclarse al diagnóstico de alguna enfermedad por los primeros síntomas que ve, y obviar otros datos.
6. Sesgo cognitivo de punto ciego.
Es la tendencia a creer que estamos menos sesgados o tenemos menos prejuicios de lo que en realidad estamos. Lo que ocurre es que solemos pensar que lo que creemos es cierto, que son hechos, por tanto será más difícil que identifiquemos nuestros prejuicios.
7. Sesgo cognitivo de correlación ilusoria.
Consiste en creer que dos acontecimientos están relacionados cuando en realidad no tenemos ninguna prueba de que sea así. Este es un sesgo relacionado con la conducta supersticiosa.
8. Sesgo cognitivo de falso consenso.
Es la tendencia a creer que nuestras creencias y opiniones están más extendidas de lo que en realidad están. Es la creencia de que nuestras actitudes y creencias son comunes y apropiadas.
9. Sesgo cognitivo de ilusión de control.
Es la tendencia a creer que podemos controlar o influir en ciertas situaciones o acontecimientos, cuando en realidad no es así. Esta también está en la base de las conductas supersticiosas.
10. Sesgo cognitivo heurístico de disponibilidad.
Sobrestimamos la importancia de la información que tenemos más disponible y accesible. Veremos un hecho o situación como más frecuente y probable si tenemos a nuestra disposición información acerca de ese hecho.
Por ejemplo, podemos argumentar que el estilo de vida no es tan determinante en nuestra salud porque conocemos a alguien que fuma, bebe, no hace ejercicio y no come de forma saludable y ha llegado a los 90 años más sano que una manzana.