Permitir a la población comprar y vender
libremente, maximizan la renta y el
bienestar nacionales
Este tipo de doctrinas no eran
aceptadas por todo el mundo
Los gobiernos defendían, por
lo general, doctrinas que
reforzaban su autoridad
Según los liberales, los países que permitían
el comercio se beneficiaban; por el
contrario, quienes no lo permitían, se
consideraban tiranos
Los mercantilistas y otros autores
posteriores, consideraban que el comercio
internacional era fundamental para el
crecimiento y desarrollo económicos
nacionales.
La fortaleza de una nación exigía la
importación de oro, a fin de crear empleo.
El éxito de la guerra
dependía también del oro.
El éxito en la guerra
era vital para
conseguir
intercambios
comerciales y para
defender el comercio.
Los mercantilistas sostenían
que la demanda exterior
aumentaba las exportaciones
sin alterar los costes de
transporte o los aranceles.
A mediados del siglo XIX, el
comercio internacional
consistía básicamente en
intercambios
aproximadamente
equilibrados entre las
distintas economías.
Aunque la balanza
de pagos debe
cuadrar, no tiene
por qué estar en
equilibrio.
Los metales preciosos eran el
último medio para saldar los
desequilibrios en las relaciones
económicas entre los estados.
Los flujos de oro y plata facilitaban
las transacciones internacionales
como mercancías y como medios
de cambio.