Es la parte del magisterio de
la Iglesia que se ocupa de
enseñar el comportamiento
correcto de los hombres en
su vida social. Aplica las
enseñanzas de Jesucristo a
la vida en sociedad, siempre
con el fin de buscar la
salvación de las almas.
La meta final es la salvación
de las almas. Pero el fin
inmediato de la doctrina
social es proponer principios
y valores que contribuyan a
crear una sociedad digna del
hombre, aplicando las
enseñanzas de Jesucristo.
La libertad.- En el ámbito religioso,
cultural, político, etc. Siempre
dentro del bien común y del orden
público. Sin olvidarse del bien
verdadero y de la responsabilidad
correspondiente, pues se trata de
elegir el bien, no el mal
La propiedad privada.- Es necesaria para la
autonomía y libertad propias. Este principio
está subordinado al anterior, de modo que los
bienes se empleen también en beneficio de
los demás, con cuidado especial hacia los
pobres. Esta protección no consiste
simplemente en darles dinero, sino sobre todo
en facilitarles la formación y los medios
necesarios para salir de su pobreza.
El destino universal de los bienes.- El
Creador dispuso el mundo para todos
los hombres. Esto no quiere decir que
uno pueda tomar lo que desee, sino
que al regular las relaciones humanas
debe tenerse en cuenta el desarrollo y
beneficio de los demás.