El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM)
—informalmente llamado “la Biblia de la psiquiatría”—, en su última edición
incluye a la ludopatía y la describe como una adicción sin sustancia. Esto ha
hecho que muchos expertos consideren que si ya se aceptó que el juego de
apuestas genera este tipo de dependencia, es preciso admitir que las redes
sociales y el internet pueden dar pie a trastornos parecidos, indicó Georgina
Cárdenas López, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
¿que son?
El término adicción se refiere normalmente
al uso excesivo de elementos químicos e
invasivos para el organismo. Así, el consumo
en exceso de alcohol, tabaco u otro tipo de
drogas se corresponde con el término
“adicciones químicas”. Pero también existen
las adicciones no químicas o psicológicas
asociadas a conductas relacionadas con el
juego, la comida, el sexo o el trabajo entre
otras y que son practicadas de manera
atípica.
Beneficios de las redes sociales
Esto bastaría para encender focos rojos, pero
antes de emitir juicios apresurados es preciso
considerar que las redes sociales, bien
empleadas, resultan positivas, pues no sólo son
una herramienta académica invaluable, sino que
han hecho que las nuevas generaciones
adquieran una capacidad que antes se creía
exclusiva de las mujeres: realizar múltiples tareas
a un mismo tiempo, dijo. “Tan sólo basta ver a un
joven y cómo puede estudiar, escuchar música,
redactar un mail, responder mensajes de celular
y atender una conversación, todo a la vez, lo que
es muy útil en la actualidad”.
Características
El problema surge cuando la persona tiende a aislarse,
deprimirse, perder autoestima, estresarse y exhibir
torpeza al relacionarse con los demás. Lo paradójico es
que muchas veces los sujetos con estas limitaciones se
refugian en un mundo virtual a fin de fingir normalidad,
pues espacios como Facebook permiten alardear de
cualidades que quizá no tenemos y aparentar una vida
maravillosa, acotó Cárdenas.
Síntomas
Dormir menos por estar frente a una pantalla,
descuidar actividades importantes, pensar
todo el tiempo en conectarse, alejarse de las
personas o mostrar un rendimiento escolar o
laboral deficiente, pues todos ellos son
indicadores de que hay un problema.
El mundo virtual contra el real
Georgina Cárdenas aún no tiene claro si la
dependencia a las redes debe describirse como
“sin sustancia” o si es de índole conductual, pero
sí está segura de que se trata de una adicción, “y
lo es a tal grado que en Estados Unidos han
surgido grupos de apoyo —al estilo de
Alcohólicos Anónimos— a donde acuden
individuos preocupados porque el internet
interfiere con su vida y que buscan
desintoxicarse”.
En abril de 2012, cuatro investigadores de la
Universidad de Bergen (Noruega) publicaron
en la revista Psychological Reports una
propuesta para medir la adicción a Facebook
—la Bergen Facebook Addiction Scale— y en
dicho texto argumentaban que “la proclividad
a desarrollar dependencia se relaciona con
diferencias individuales en cuanto a
sensibilidad a la gratificación y al castigo”.
Para Cárdenas, con dicha frase los europeos
pusieron el dedo en un asunto nodal, pues
internet se ha vuelto el paraíso de lo inmediato
(donde basta abrir un chat para contactar a
alguien en los antípodas o postear una foto para
recibir un aluvión de “likes”) y, por lo mismo, cada
vez hay más millenials frustrados cuando se
enfrentan —como se dice en términos
psicológicos— a una demora de recompensa.
“Los jóvenes tienden a ser cada vez más
impacientes y ello profundiza la brecha entre
el mundo virtual y el real, pues mientras en
el primero todo sucede muy rápido, en el
segundo se requieren años para concluir los
estudios o ganarse una promoción laboral;
por ello, no faltan quienes prefieren
refugiarse en la web, donde la gratificación
es fácil e instantánea”, señaló.