En la práctica andragógica rigen dos principios
sumamente importantes, la horizontalidad y la
participación.
La horizontalidad se refiere a una relación amplia entre iguales, porque el facilitador no enseña sino orienta y el aprendiz
no es un sujeto pasivo en el que se depositan los conocimientos del facilitador, sino una persona que participa
activamente en el proceso orientación aprendizaje, de allí el principio de participación, pero además de esa participación
esta debe ser en conjunto con los adultos aprendices.
En la práctica andragógica intervienen dos personajes, como
son el facilitador o andragogo y el adulto aprendiz, cada uno
tiene definido su rol en el proceso.
El primero, facilitador o andragogo es la persona que orienta en este proceso de
aprendizaje, por lo tanto, debe ser un profesional calificado y capacitado para llegar
alcanzar las metas que se han trazado en el curso.
El segundo el adulto aprendiz, responsable de sus actos aporta soluciones adecuadas
y oportunas, además de ser observador, crítico y acucioso, pero debe aprender a
investigar y producir los trabajos escritos.
La práctica andragógica es la metodología y estrategias que se
utilizan en el proceso y aprendizaje que debe darse en la
educación de adultos.
La educación andragógica
El sentido de la educación de adultos
Se debe formar una sociedad del conocimiento, cuyo objetivo primordial sea la formación flexible donde se tome
conciencia del flujo permanente de requerimientos, que prevalezca la formación para la asimilación.
Se debe tener presente que la educación, para ser capaz de ayudar al hombre a vivir, tiene que ser viva
en sí misma.
La Educación de Adultos ha sido sistematizada a través de la ciencia que la estudia, la Andragogía, la cual se conoce como una
ciencia muy específica de la etapa de la adultez humana, con sus principios y fines propios.
Según Adam (1990), estos principios se resumen en dos: la
horizontalidad y la participación.
El principio de la horizontalidad se debe entender como una relación entre iguales, como una relación
compartida de actitudes, de responsabilidades y de compromisos, de logros y resultados exitosos.
El principio de la participación se debe entender como la acción de tomar decisiones en conjunto o tomar
parte con otros en la ejecución de una tarea determinada.
El arte de enseñar
Principios del arte de enseñar:
Creatividad, esteticidad, comunicabilidad, asertividad, asociatividad, formalidad
y cordialidad.
Es un proceso libre y abierto a la creatividad y la innovación; no está sujeto a reglas fijas y estandarizadas y no tiene más limites que la capacidad
creativa y la inteligencia del profesado, de las instituciones educativas y del sistema educativo en su totalidad.
La ciencia de enseñar
Es la didáctica y también como la técnica de enseñar. Pero posteriormente se consideró como la necesidad
de que se constituya como ciencia y que se desarrolle como tal.
Principios de la ciencia de enseñar:
Constructividad, sustentabilidad, demostrabilidad, sistematicidad, complejidad
e investigación.