La función emotiva (también llamada expresiva o sintomática) se centra en el emisor. Esta aparece en
aquellos mensajes en los que predomina la subjetividad y, por lo tanto, el hablante expresa sus
sentimientos, emociones, estados de ánimo, etc. Por ejemplo: Soy muy feliz.
Función poética o estética
Esta función está orientada al mensaje. Aparece siempre que la expresión atrae la atención sobre su
forma, en cualquier manifestación en la que se utilice el lenguaje con propósito estético. Abundan,
puesto que su objetivo es llamar la atención por el uso especial del código, las figuras estilísticas. Esta
función se encuentra especialmente, aunque no exclusivamente, en los textos literarios. Ejemplo: En el
silencio solo se escuchaba / un susurro de abejas que sonaba.
Función referencial, representativa o informativa
La función referencial (también llamada representativa o informativa) se centra en el contenido del
mensaje y la situación. Aparece en aquellos mensajes en los que se informa de algo de manera
objetiva. Por ejemplo: Son las tres de la tarde.
Función fática o relacional
La función fática o función relacional está orientada al canal de comunicación entre el emisor y el
receptor. Su propósito es iniciar, prolongar, interrumpir o finalizar una conversación o bien
sencillamente comprobar si existe algún tipo de contacto. Su contenido informativo es nulo o escaso y
se utiliza como forma o manera de saludo. La finalidad de la función fática no es principalmente
informar, sino facilitar el contacto social para poder transmitir, dar y optimizar posteriormente
mensajes de mayor contenido. Constituyen esta función todas las unidades que utilizamos para iniciar,
mantener o finalizar la conversación. Ejemplos: Por supuesto, claro, escucho, naturalmente, entiendo,
cómo no, OK, perfecto, bien, ya, de acuerdo, etc. Está presente en los mensajes que sirven para
garantizar que el canal funciona correctamente y que el mensaje llega sin interrupción.
Función apelativa o conativa
La función apelativa o conativa se centra en el receptor. Está presente en aquellos
mensajes en los que el emisor tiene como objetivo condicionar o alterar la
conducta del receptor. Esta función se manifiesta, sobre todo, en oraciones
imperativas, exhortativas e interrogativas. Por ejemplo: Tómate la sopa y vete a la
cama.
Función metalingüística
Esta función se centra en el propio código de la lengua. Se utiliza para hablar del
propio lenguaje; aclara el mensaje. Se manifiesta en declaraciones y definiciones y en
la lengua escrita se percibe señalándola con comillas o cursivas: "Pedro tiene 5
letras". En la lengua oral, la palabra destacada recibe una entonación especial o se
destaca con el acento de intensidad. De esta función emana el archigénero literario
didáctico.